25/02/2023
 Actualizado a 25/02/2023
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Ojos rojos, bocas rojas, dientes afilados, dientes de jabalí, cuernos de vaca y de ciervo y de cabra, pellejos animales, pieles de zorro, huesos, horcas y palos con tripas colgando, esquilas, matracas, trajes hechos con sacos de cereal y fuego en las antorchas.

Encontrarte con los antruejos leoneses en una noche oscura de invierno es algo así como escarbar tierra con las uñas. Algo primitivo. Y que atrae como sólo lo hacen las cosas hoscas, las cosas oscuras.

Los jurrus prenden hogueras y, con sus tenazas, atacan sin cuartel a los castrones. Prefiero con mucho estas batallas fingidas a las reales. Hay disfraces para muchas cosas y la mayoría perduran más allá de los Carnavales. Será por eso que un año después Putin sigue empeñado en disfrazar la guerra en Ucrania de no sé sabe qué pandemonio patriótico.

Frente a los horrores reales, qué bueno es el susto que no hiere de los diablos que te persiguen por la calle, y el escalofrío de encontrarte a las gomias y a los gomios con sus cráneos de caballo y a los caretones y caretos con sus caras negras o de corteza de árbol.

El desenfreno del Carnaval es siempre gozoso e irreverente y por eso Franco lo prohibió, no fuera a ser que con el cachondeo del disfraz salieran a la calle las críticas, no fuera a ser que hubiera colores que cambiaran un país que se empeñaban en vestir de gris y de mantilla. Ahora nos podría dar risa de esto, pero tampoco.

En el pueblo de Llamas de la Ribera, un personaje de sus antruejos tradicionales son los madamos, hombres que se transforman en mujer y son cantarines y juerguistas. De niña, recuerdo a un hombre que siempre se vestía de mujer picantona en Carnavales y que llevaba una maleta llena de sujetadores, bragas y calzoncillos. Los rellenaba hinchando las tripas que se usan para los embutidos y los enseñaba a su paso por las calles. Mi hermana y yo nos moríamos de risa. Esa desvergüenza feliz me divierte y me gusta y, frente a los siempre intensos y a los dramas imaginados o reales, es bueno tenerla cerca.
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