La persistencia da sus frutos. Un nueva investigación del profesor catalán Joan Bosch Ballbona, desvela el importante interés de Pedro Álvarez de Toledo, V Marques de Villafranca, en el arte tardo renacentista. Un amplio estudio con datos que muestran la recopilación de series de pinturas de gran calidad.
El doctor en Historia del Arte de la Universidad de Girona, Joan Bosch, no ha dejado de indagar en los últimos años sobre el interés por el arte del aristócrata Pedro de Álvarez de Toledo (1557-1627) .
Hace unos años despertó el interés y la curiosidad por el arte de muchos villafranquinos gracias a sus averiguaciones. Con el estudio que realizó en el año 2008 sobre la serie de cuadros de ermitaños del convento de la Anunciada de Villafranca, puso de manifiesto el moderno interés hacia la pintura flamenca por parte del influyente militar y diplomático marqués de Villafranca.
Por entonces, el profesor Bosch reveló que la serie de cuadros de ermitaños de gran formato que el marqués decidió encargar para ser donados en Villafranca a principios del siglo XVII y que permanecen en La Anunciada, pertenecían al artistaholandés Paul Bril un pintor paisajista flamenco afincado en Italia y que destacó en varios géneros, sobre todo en pinturas marinas.
En aquella investigación, Bosch dio con un contrato del que se desprendía que en febrero de 1601, Pedro Álvarez de Toledo contrató a Paul Brill y a tres pintores flamencos máspara la realización de una serie de 90 pinturas de monjes ermitaños.Aún actualmente un conjunto de 31adornan los muros de las estancias del convento. La villa conserva de esta serie de ermitaños de Paul Brill, una tercera parte de los 90 encargados por el marqués. Se entiende que el resto desaparecidos por saqueos o pillajes.
Aquellos hallazgos supusieron una importante puesta en valor del patrimonio artístico de Villafranca.
Pero no paró ahí la investigación. El profesor Bosch continuó con pistas encontradas en los archivos de museosde España e Italia para intentar averiguar hasta dónde llegaba el interés del Marqués de Villafranca por el arte.
Un nuevo artículo recientemente publicado en la revista especializada en investigación artística ‘Locus Amoenus’, plasma los resultados de nuevos estudios en los que el profesor destaca «la hasta ahora desconocida faceta de coleccionista del marqués». Sus nuevas averiguaciones lo colocan como «una de las referencias en el coleccionismo de arte de la aristocracia de la época».
Bosch ha podido comprobar que el marqués manejó obras de arte de Camillo y Giulio cesare Procaccini, dos de los mejores artistas de milán del principios del siglo XVIIBosch ha podido comprobar que el marqués manejó obras de arte de otros dos importantes pintores de la época, los hermanos Camillo y Giulio Cesare Procaccinni, dos de los mejores artistas de la Milán de principios del siglo XVII, a los que pertenecen dos destacada series de pinturas de gran formato y que se encuentran ahora alojados en distintas instituciones y colecciones públicas y privadas de Europa y Estados Unidos.
Son al menos 48 cuadros que adornaron en su día las galerías y los salones de la residencia madrileña del marqués y sus estancias en Villafranca. Unos 36 estaban ya documentados, pero con nuevos estudios, se atestigua que la colección superó con creces las cifras conocidas.
Se trata, por una parte, de una Calle de la Amargura perteneciente a una serie de cuadros de la Pasión de Cristo, obra de Giulio Cesare Procaccini (1574-1625) y una pintura de la Transfiguración de Cristo, que ahora se haya en la iglesia parroquial Saint James, en la localidad de Whitehaven, en Cumbria, Inglaterra, donde el profesor Bosch la visitó meses atrás e informó del valor de la obra al sorprendido párroco.
O un Éxtasis de La Magdalena que se expone en la National Gallery de Washington, institución quecuenta con más obras de estos autores.
Además de las obras de Giulio Cesare, el marqués atesoró otra colección de cuadros del otro hermano Procaccini, Camillo, unos años más joven que Giulio Cesare y que plasmó una serie de pinturas sobre la vida de La Virgen. Alguno de ellos se conserva en el Museo del Prado, como La Presentación del Hijo de Dios. El Museo de Arte Blantos en Austin, Texas, en Estados guarda otra de estas pinturas, una Visitación de Isabel a la Virgen Mariamientras que una Adoración de los pastores circula por el mercado internacional de antiguedades.
Todos estos cuadros fueron encargados por el marqués durante su estancia en Milán donde fue gobernador del ducado en tiempos del rey Felipe III. La Casa Villafranca conservó durante dos siglos buena parte de lo que llamaban sus ‘Procaccini’ en sus residencias, especialmente en su palacio de Madrid. Pero ya más tarde, por ejemplo, en un inventario de bienes de 1778, cuando los Villafranca habían emparentado con la casa de Medina Sidonia, ya sólo figuran algunas referencias muy generales a cuadros de la vida de Cristo entre las propiedades del Marques, sin referencias concretas a si se trata de estas u otras pinturas.
A partir de 1821 la Casa Villafranca fue desprendiéndose de los cuadros, según figura en inventarios y contratosPosteriormente se fueron vendiendo a distintos compradores en sucesivas épocas, especialmente a partir de 1821.
Entre los documentos encontrados existen algunos inventarios y contratos que certifican el movimiento de los cuadros, alguno de los cuales llegó a ser adquirido por del embajador de Rusia.
Desde los primeros trabajos de Joan Bosch la figura de Pedro Álvarez de Toledo como coleccionista de arte y su contacto con grandes artistas ha ido despertado el interés de otros investigadores, algunos de los cuales, como la italiana Odette D’Albo, han hecho aportaciones muy relevantes para la caracterización de la interesante vida cultural del marqués.
El aristócrata coleccionista
Un nueva investigación del catedrático Joan Bosch desvela el impetuoso interés del V Marques de Villafranca por la copilación de obras de arte tardo renacentista de gran nivel
29/01/2017
Actualizado a
18/09/2019
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