Así, Charo tuvo la oportunidad de enseñar a sus hijos como era el colegio en el que estudió. «Sales enfurruñada en las fotos», decía uno de ellos al lograr encontrar a su madre en un mural que repasa los casi cuarenta años del actual colegio. «Hemos disfrutado mucho haciendo esta exposición, es pequeñita pero esperamos ampliarla año tras año», asegura.
La idea nació durante una cena de Navidad entre ex alumnos. Carmen Gallardo, otra de las promotoras de la iniciativa, visitó el colegio para pedir un listado completo de antiguos estudiantes y empezar a dar forma a la muestra que sirvió como excusa para volver a unir las vidas que echaron a andar en el centro, pero que el tiempo terminó separando. «Ha sido una oportunidad de reencontrarnos con mucha gente que hacía años que no veíamos. Es una ilusión tremenda», asegura Carmen.
Tras los recuerdos y la alegría del reencuentro, emoción por los que se fueron antes de tiempo. «El primer día que entré en el colegio después de tanto tiempo me emocioné muchísimo. Me vinieron a la mente compañeros, profesores y también gente que ya no está aquí», confiesa Delgado.
La época dorada del centro
El actual colegio La Puebla abrió sus puertas en 1978 y durante sus mejores años llegó a tener 800 alumnos. «Yo lo encuentro estupendamente, tiene una infraestructura estupenda, no sé por qué se ha abandonado de esta manera», lamentan muchos de los ex alumnos que participaron en la exposición.
En este momento, apenas una treintena de niños de etnia gitana mantienen vivo uno de los centros más antiguos de la capital berciana, que apuesta por programas educativos innovadores con la ambición de volver a ser en un futuro uno de los referentes educativos de la comarca.