Nada más lejos de la realidad. Así se encargaron de demostrar allá por los noventa un grupo de chicas queno izaron la bandera blanca ante la falta de medios ni los estereotipos y formaron el primer equipo de la ciudad bajo el amparo de la Ponferradina.
Aquella escuadra dio los primeros pasos para asentar el fútbol femenino en la capital berciana, que vivió éxitos como el del ascenso del Peña Centenario a Primera División Nacional - el equivalente a la Segunda División - en el año 2002. Actualmente, el CD Ponferrada mantiene vivo el espíritu de aquel primer experimento que sirvió para que las chicas no renunciaran al fútbol por el simple hecho de ser mujeres, convirtiéndose en una prolífica escuela de talentos con una buena estructura y un futuro prometedor. A pesar de gozar de una buena salud,el equipo presidido por Ángel Molinero no ha olvidado los humildes comienzos de este deporte en la comarca y ha organizado un partido de exhibición que se disputará el próximo 4 de septiembre a las 20:00 horas en los campos Ramón Martínez, un amistoso que enfrentará al CD Ponferrada con un combinado formado por la primera generación de jugadoras tanto de la Ponferradina como del Promesas Ponferrada y el Peña Centenario.¿El objetivo? Que todavía más chicas se interesen por el deporte y se contagien del entusiasmo con el que todavía lo viven algunas de aquellas pioneras. «Espero que la gente asista, van a quedar alucinados», asegura Miguel Ángel del Río, el que fuera entrenador de la Ponferradina y del Peña Centenario, que recuerda con satisfacción el ímpetu con el que creció este deporte en la comarca y el gran nivel de las chicas. «Yo no soy entrenador, no tengo ningún título como tal, aunque sí tengo preparación como monitor socio-deportivo. Todo el mérito fue de ellas, solo tuve que dar un par de pinceladas y ellas hicieron el resto», confiesa del Río.Los resultados le avalan. Tras su abandonar la Ponferradina, en apenas tres años al frente del Peña Centenario consiguió un ascenso histórico a Primera División Nacional, batiendo además el récord de goles. «Teníamos un equipazo, con cinco jugadoras que jugaban en la selección de Castilla y León. El primer año nos quedamos a solo un punto de ascender, pero el segundo arrasamos»,explica.
El salto no fue fácil. Acostumbradas a ser el ‘coco’ a nivel local, el técnico y sus jugadoras pasaron a ser la ‘cenicienta’. Tampoco encontraron demasiada ayuda por parte de las instituciones. En una competición que les obligaba a viajar por todo el noroeste de España, el Ayuntamiento, después de comprometerse a hacer frente a los desplazamientos, solo cubrió los gastos de la primera vuelta.
A pesar de los dificultades y de jugar en muchas ocasiones con menos de once futbolistas, ya que algunas chicas no podían compatibilizar los viajes con su vida laboral y personal, la experiencia fue única. «Había un nivel muy alto, con equipos realmente potentes y fue muy duro, pero fue irrepetible», afirma.
Las chicas vienen pisando fuerte. Lydia Valentín, Sabina Asenjo o el Embutidos Pajariel Bembibre han demostrado que el deporte femenino goza de una salud de hierro en la provincia, engrandeciendo el legado de un grupo de ‘pioneras’ que dejaron claro que la pasión por el deporte no entiende de sexo.
«A pesar de los prejuicios y las dificultades, el nivel en Ponferrada es altísimo»
Los comienzos del fútbol femenino no fueron fáciles. Así lo confirma Noemí López Mesejo, integrante de aquella primera Ponferradina que consiguió ver la luz a pesar de las trabas y las dificultades para encontrar financiación. «Siempre nos pusieron muchos obstáculos, nos costó mucho poder hacer algo tan simple como jugar a fútbol y creo que todavía falta mucho para alcanzar una igualdad total», explica Noemí.
Ni ella ni sus compañeras se rindieron a las primeras de cambio y de su esfuerzo disfruta una nueva generación que promete dar ‘guerra’ los próximos años. «Espero que la gente venga a vernos y cambien su percepción. Hay chicas que juegan de escándalo, yo las veo y sigo alucinando, el nivel en Ponferrada es muy alto», asegura.
«Nunca me ha importado tener que poner mis propios medios para jugar»
Una de las primeras en asegurar su participación en el partido de exhibición fue Noelia García. No es de extrañar. Su pasión por el fútbol la llevó durante años a realizar tres viajes semanales de Ponferrada a Villablino junto a varias compañeras, un maratón de viajes que nunca la amedrentó. «Jamás me plantee si merecía la pena tanto esfuerzo. Pienso en aquellos años y lo que único que lamento es el riesgo que supone recorrer tantos kilómetros, años subiendo y bajando por carreteras que a veces no estaban en las mejores condiciones», explica Noelia. «¿Arrepentirme? Nunca», apostilla.
Cuando el Peña Centenario logró ascender a Primera División Nacional, los viajes se multiplicaron, también las anécdotas. «A veces durante el invierno éramos el único coche que atravesaba la carretera en todo el día. Muchas otras esperábamos a que la Guardia Civil nos diera el visto bueno para continuar el viaje, nos avisaban si las carreteras y los puertos estaban abiertos. Con el tiempo, eran ellos los que nos llamaban porque sabían que teníamos que viajar», recuerda.
A pesarde que el esfuerzo no solía traducirse en resultados, Noelia lo tiene claro. «No lo cambiaría por nada. Fue una experiencia buenísima y para mí fue muy importante. Aunque luego perdiéramos 7-0 a mi no me importaba, yo vivía los partidos y saltaba al campo como si fuera Cristiano Ronaldo saliendo al Bernabeú», bromea.
Los años han pasado pero la mentalidad sigue cambiando demasiado despacio. « No nos dejan jugar con los veteranos y en las ‘pachangas’, mucha gente que no te conoce no quiere ir contigo. Cuando te ven jugar la cosa cambia», comenta. Ante la posibilidad de poder reunirse de nuevo con compañeras y rivales, Noelia no lo dudó ni un momento. «Me parece muy interesante. Es verdad que jugando quizá hayas tenido algún roce, pero todo se queda en el campo, va a ser una buena experiencia», concluye.