La colocación de un collar con un sistema de geolocalización ha permitido hacer un seguimiento de su particular ‘odisea’ en la que, sorteando ríos, carreteras y vías de tren, le ha llevado a recorrer Toledo, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara, Zaragoza, Soria, La Rioja, Burgos, Palencia, Valladolid, Zamora y Portugal antes de llegar al Bierzo.
«Desde las Lagunas de Villafáfila se desplazó a la Cabrera y se asomó hace un par de meses en el Alto del Morredero»,aseguró Miguel Ángel Gallego, presidente de la asociación de estudios ornitológicos y de custodia del territorio Tyto Alba. Gracias a los sistemas de GPS ha sido posible registrar cada paso de este animal que es capaz de recorrer más de 25 kilómetros cada día y que forma junto al oso y el lobo la tríada de grandes depredadores de la península. «Del Bierzo pasó a la zona de Orense y ahora está por aquí cerca», agregó.
A pesar de que no está clara la fecha de su extinción en el Bierzo, este felino que reside mayoritariamente en la zona de Extremadura y Andalucía fue visto por última vez en la comarca en la década de los 80.
El biólogo Anthony Paul Clevenger, que trabaja actualmente en el Parque Nacional de Baniff (Canadá) y es especialista en conservación de recursos naturales, ofreció la última información documentada sobre la presencia del lince en el Bierzo en el año 1987, cuando el investigador viajó a la Cordillera Cantábrica junto al doctor en Biología Pancho Purroy para elaborar un proyecto de investigación sobre el oso pardo.
En una de las salidas que realizó por la sierra de los Ancares, este biólogo reconoció a un lince, aunque se desconoce de qué tipo de lince se trataba.
Desde esta revelación, el presidente de la asociación Tyto Alba que opera en la Reserva de Palacios de Compludo confesó que ha habido otros testimonios menos fiables sobre la aparición de este felino en tierras bercianas. «Hay quien cree haberlo visto hace poco en las Médulas», recalcó.
Lo cierto es que los datos sobre su extinción en la comarca no son claros. Si bien hay algunos testimonios sobre la presencia esporádica de linces en los montes bercianos, desde Tyto Alba recuerdan que el extraordinario parecido con el gato montés puede llevar a error a la hora de identificarlo. «Hay gatos monteses grandes que pueden haber perdido la cola y confundirse fácilmente con un lince», apostilló.
No obstante, el carácter escurridizo de esta especie que es capaz de trepar por los árboles y que suele desplazarse por zonas con abundante vegetación, dificulta la tarea de registrar su presencia. En este sentido, Miguel Gallego recalcó la buena noticia de que un lince como ‘Kentaro’, criado en cautividad, asome el hocico por el Morredero. «Si un ejemplar joven cautivo se ha defendido bien en esta zona, uno silvestre no tendría por qué tener ningún problema», agregó.
En este aspecto es destacable la capacidad de supervivencia del lince ibérico, que en sus desplazamientos de este a oeste del país ha alternado zonas con abundancia de conejo de monte y otras en los que lo ha sustituido por otras presas, como roedores o cérvidos.
‘Kentaro’ forma parte de un proyecto Life de la Unión Europea y que tiene como objetivo la recuperación de la especie en su hábitat histórico en España y Portugal. En el estudio colaboran el Gobierno portugués junto a las comunidades autónomas de Castilla-La Mancha, Extremadura, Murcia y Andalucía, así como el organismo autónomo de Parques Nacionales.
El oso, en los Montes Aquilianos
La asociación Tyto Alba achaca la presencia del lince, así como de otros animales como el oso pardo y algunas aves poco habituales en los Montes Aquilianos a la mejora de la calidad ambiental. «Han crecido los árboles y hay mucha arboleda diversa, esto es favorable para algunas especies como el oso, que se puede ver de vez en cuando por aquí», destacó Miguel Gallego, presidente de Tyto Alba.
Los continuos desbroces de caminos y las limpiezas de bosques que realiza la asociación durante todo el año han favorecido el tránsito ocasional de este animal desde el Alto Sil. «Nuestros montes se han recuperadoy aquí tienen un hábitat ideal, a pesar del problema del furtivismo y la escasa vigilancia», comentó.
De esta forma, la abundancia de comida, desde corteza forestal a la caza y pasando por los árboles frutales, es un gran atractivo para el oso pardo. «En los Montes Aquilianos hay zonas agrestes muy tranquilas, con poca gente y condiciones forestales muy favorables», afirmó.
Desde Tyto Alba ponen de relieve la «gran noticia» de que en los últimos meses haya aparecido en el Alto del Morredero un lince y una cría de oso pardo. «Es una señal de que los montes están bien cuidados», señaló.
La asociación Tyto Alba mantiene en la actualidad un convenio de colaboración con el Ayuntamiento de Ponferrada, la Sociedad Española de Ornitología y la Asociación de Vecinos de Palacios de Compludo que, a pesar de que no tiene asociado un presupuesto fijo, permite llevar a cabo la custodia del territorio en esta zona.
Igualmente, el Consistorio de Ponferrada colabora con Tyto Alba con una aportación de 6.000 euros anuales que tiene como meta apoyar las actividades de divulgación y las campañas escolares en el municipio de Ponferrada.