Seguimos en tierras leonesas cazando con cuidado para que no se rompan las obras pontoneras más significativas del Camino de Santiago y hoy llegamos a Hospital de Órbigo. El atento viajero que observa la geometría de la piedra labrada según las viejas técnicas con esmero y arte no dejará de sorprenderse en este punto del Camino. Podrá sopesar la categoría de puentes que ha dejado a sus espaldas, la armonía de Puente la Reina en Navarra, la esbeltez del puente Fitero, en la raya de Burgos con Palencia o la solidez inclinada del Puente Mayor de Carrión de los Condes, pero la panorámica que abarca nuestra vista al acceder a esta vega del río Órbigo y contemplar los dorados sillares, la sucesión de arcos enlazados y la estructura zigzagueante de este monumental paso, sobrecoge al peregrino más avisado en el arte pontonero.
La lucha violenta con el agresivo río dejó ruinas apenas visibles y la memoria olvida. Ubicado en lo que entonces era una auténtica autopista romana, la Vía XXXII del Itinerario Antonino que llevaba legiones y comerciantes hasta la lejana Tarraco (Tarragona) o incluso hasta la Aquitania gala, la paciencia de estos ingenieros y maestros canteros romanos no tenía límites construyendo y reconstruyendo esta obra durante varios siglos. El Órbigo, implacable, destruyó pilas y arcos hasta el extremo de que, actualmente, los vestigios imperiales queden reducidos a desperdigados sillares y el arquillo número 17 aunque muy rehabilitado.
La estructura actual del puente es una bonita mezcla de estilos, aunque predomina un ‘tufillo’ medieval aderezado con la sobriedad barroca y clasicista. Su longitud es desmesurada para los cauces relativamente discretos de la Península Ibérica, pero la pugna del ser humano creativo con las incontroladas avenidas del río, se solucionaba alargando el tablero hasta la longitud actual, cercana a los 300 metros, y aumentando sus ojos hasta el número de 20, que son los que actualmente tiene, además de varios arquillos de aligeramiento de cargas y aguas. Es decir, nuestro puente, cual ser con vida propia, ha nacido y ha crecido, modificándose y embelleciéndose a lo largo de los años... que son siglos.
Debido a su larga historia en acontecimientos y leyendas es, sin duda alguna, una de las obras civiles más icónicas y conocidas de España, ecos que se agrandan cuando los cientos de miles de peregrinos ‘guiris’ que lo cruzan, admiran, fotografían, difunden o comentan en sus redes o muros cibernéticos, lo van difundiendo por todo el mundo. Aunque se le cita como Puente Romano o Puente Medieval, su nombre más popular es el de Puente del Passo Honroso, así con dos eses, en román paladino, recordando las justas del célebre caballero leonés Don Sueño de Quiñones a finales del siglo XV.
Las continuas y laboriosas restauraciones que ha tenido a lo largo del último siglo nos deparan una obra cuidada aunque rehabilitada en exceso y que se ha sabido insertar en una terraza fluvial o campa que sirve, no sólo para el paseo y disfrute de vecinos y turistas, sino que es un estímulo decorativo espléndido para la celebración -entre otros eventos- de las justas medievales que todos los años pone en marcha el pueblo. Considero muy acertada la elección de este enclave para la celebración del I Festival de Música Celta, celebrada el pasado mes de julio y que espero tenga mucho éxito en próximas ediciones.
Nuestro puente se encuentra junto a la mítica carretera nacional N-120 (Camino de Santiago) a la altura del punto kilométrico 334, y los viajeros con muchas prisas siempre podrán acceder a él a través de la autovía AP-71 en las salidas 23 y 24, según el sentido de su marcha.
Más información: http://loboquirce.blogspot.com.es/2016/06/puente-de-hospital-de-orbigo.html
El sello del Passo Honroso
En Hospital de Órbigo está un reconocido puente con historia y en el que cada año se celebran las Justas. Es una mezcla de estilos de desmesurada longitud sobre el río, de origen romano
02/09/2017
Actualizado a
19/09/2019
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