Juan de la Mata, repostero
08/08/2015
Actualizado a
18/09/2019
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Revisando estos días las repletas estanterías de mi último reducto en León, la habitación que todavía tengo en el hogar familiar, me ha dado por contar todos los libros que integran nuestra casa. El listado ronda el millar de ejemplares, repartidos en grupos bastante diferenciados: cuentos infantiles, lecturas juveniles, clásicos de la Literatura, bibliografía periodística y todo lo necesario para concluir una eterna tesis doctoral sobre Economía de la Empresa, la que tiene pendiente el patriarca del clan. Entre mis favoritos destaco ‘El Peregrino’ de Jesús Torbado, ‘La Regenta’ de Clarín, ‘París era una Fiesta’ de Hemingway, una primera edición de ‘El Entierro de Genarín’ de Julio Llamazares o ‘La Hoguera de las Vanidades’ de Tom Wolfe. Nada nuevo para este verano queridos lectores, es una biblioteca, la nuestra, bastante común, con su Enciclopedia Espasa en un lugar privilegiado como en tantos otros salones de la geografía española. Casi terminando el mencionado inventario, me he topado de nuevo con una rareza en este legado de letra impresa, se trata de un facsímil recuperado por el Instituto Leonés de Cultura y titulado ‘Arte de Repostería’. Entre las doscientas páginas de este tratado, escrito por el leonés Juan de la Mata en el siglo XVIII, se pueden consultar todo tipo de instrumentos, diferentes preparaciones del azúcar, tareas básicas según el mes, formas de presentar la mesa y, por supuesto, una amplísima variedad de recetas. Este paisano de Matalavilla (Concejo del Sil de Arriba) abandonó su tierra natal para conquistar paladares en la corte de los primeros borbones a base de mirabeles, alberchigos, duraznos, agraces, cidras, toronjas, azufayfas, pérsigos, cermeñas, mostachones, susamieles y buenas hostias rizadas al modo de Bruselas. Xavier Domingo, periodista, escritor y compañero de Manuel Vázquez Montalbán en más de un encuentro gastronómico, definía para la historia al protagonista de esta columna como «uno de los más hábiles y geniales reposteros». Una vez más debo decir que otro cazurro ilustre transita por nuestra memoria colectiva sin mayor gloria que la reedición de su obra doscientos años después. Por eso le propongo al alcalde de León que busque fecha en el calendario para, por ejemplo, organizar un gran banquete anual, al estilo de Oktoberfest muniqués. Siguiendo las instrucciones de Juan de la Mata podríamos montar una larguísima mesa desde la Glorieta de Guzmán hasta la Catedral para servir en ella sus legendarias viandas. Lo que no me queda claro es quién cocina o cómo pagamos el festín pero seguro que pasamos un buen rato y además salimos en el telediario, se lo puedo asegurar. Por supuesto estaríais todos invitados, que menos...
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