La historia está más llena de histeria y malas formas de vida que de otra cosa; la vieja Europa y lanueva América no se zafaron de aberraciones tan terribles como la explotación infantil en todas las revoluciones industriales, como también después de ellas; siempre que hubo guerra de por medio, siempre los niños y niñas eran explotados con el recurso y discurso… aquel tremendo de… “Hay que levantar el país…” Uno que ya viene de vuelta de muchas cosas y trascendencias, sabe diferenciar entre aquellos trabajos que había que realizar para la casa y ayudar en lo posible para su sostén, pero otra muy diferente, era aquella donde en las ciudades, y no tan ciudades, los dineros que ganaban los mayores no alcanzaban para sustentar aquellas desvencijadas casas llenas de hambre y miles de necesidades. De aquella manera, los niños y niñas tenían que marchar a trabajar desde edades muy tempranas; la escuela era para ricos y aquellos que tenían alguna relación conla iglesia. De ahí se llevabana montones de críos para Seminarios y otras escuelas del clero. Pero en vacaciones siempre había que arrimar el hombro para ir a la hierba, la mies, con el ganado, traer agua del caño, limpiar las cuadras; en fin, todos los trabajos que viviendo del y en el campo, eran propios para la subsistencia de la familia y de los animales.
La vieja Europa y lanueva América suman aberraciones tan terribles como la explotación infantil Todavía hoy, la explotación infantil, y que además trabajan para grandes multinacionales, ya no avergüenza casi a nadie, los más pispos se recrean en esa indolencia tremenda de la necesidad y de la inocencia infantil. Algunos comentano piensan que es mejor que trabajen y aporten algunos dineros a la economía familiar, que no que se mueran de hambre y de enfermedades. Esto al capital rampante le viene de maravilla; por unlado se deja de lado la educación y la cultura, y de esa manera, alinean el pensamiento con el trabajo puro y duro, y se acabó el problema. Algunas ONG, con grandes esfuerzos y apenas sin recursos, trabajan para que no ocurra esa explotación irracional por parte de gobiernos consentidos y mafias de todo tipo. Muchas denuncian tal barbarie ante instituciones a nivel mundial… salen los de turno con discursos ambiguos, y hala, hasta otro año, y en el entremientras las listas de ricos suben y suben. Luego hay otros intereses más escondidos donde también entra la explotación sexual de menores y todo el tinglado que se montan los pederastas y los que les apoyan… que parece ser, no son pocos. El análisis histórico del trabajo infantil se inició en los ochenta, pero no se afirmó en los países desarrollados hasta los años noventa, cuando se dejó atrás un enfoque maniqueo acuñado desde la primera industrialización. Durante siglos esta explotación infantil ha sido la garante de un enfermo capitalismo que no ha sido capaz de marcar las pautas para que esto no suceda. Un capitalismo sin fondo, sin corazón y sin humanidad; ahí radica este sistema tan terrible para la gran mayoría de habitantes del planeta. Y si pensamos que todo esto puede ser peor con otros sistemas… habrá que llegar a ellos, o dejar por lo menos que afloren otras formas menos perjudiciales para el ser humano y el planeta.
Nadie puede cambiar nada, dicen los más agoreros; no estoy de acuerdo. Cruzar las líneas de humanidad tiene el castigo que este principio de siglo nos ha traído; las causas no hace falta enumerarlas, es suficiente con mirar a nuestro ombligo y alrededor para ver lo que hay. No suelo opinar nunca sobre estas cosinas que uno va escribiendo, hoy me lo permiten si así lo ven conveniente. Pero hay que seguir la senda de la explotación infantil desde hace siglos y comentar sobre algunas causas y su desenlace.
Muy poco conocemos de los años de posguerra y las décadas de mediados de siglo en España. A lo largo del primer franquismo el trabajo infantil parece haber sido una de las continuidades en tiempos de subsistencia y regresión. Lo fue sin duda el trabajo infantil agrario, una realidad a veces idealizada, relegada a la memoria de los supervivientes (olvidada por los historiadores) y al buen hacer de algunos antropólogos. La ley de Contrato de Trabajo de 1944 mantuvo la prohibición del trabajo de los menores de 14 años, exceptuando el realizado en el campo y en talleres de familia, como en la vieja ley de 1900. Anulaba un decreto republicano de 1934 que prohibía el trabajo agrícola a los menores de 14 años en horario escolar, permitiendo solicitar autorización para la ocupación de los menores durante cuatro meses “en trabajos agrícolas y ligeros, o en trabajos sencillos de recolección”. Se trata de indicios evidentes del arraigo que seguía teniendo el trabajo infantil en el mundo rural. El empleo en el servicio doméstico continuó siendo incontrolado hasta que en 1960 fue prohibido para los menores de 14 años. Ignoramos casi todo de las niñas que en su propia localidad, en otras cercanas o en ciudades próximas, comenzaban a trabajar como criadas en el servicio doméstico, antes de los 14 años.
En nuestro país (España) el informe L.Aner apuntaba que ‘’la edad de seis años para empezar a trabajar es la general, no sólo en Cataluña sino en lo demás centros fabriles de España como Alcoy, Málaga, Granada, Antequera, Valencia y Valladolid’’.
Siempre teniendo en cuenta que trabajaban muchas horas (13 h.), ganaban cantidades de dinero insignificantes y eran maltratados. Había 4 clases de trabajos que realizaban los niños: al aire libre, en fábricas, en residencias o en las minas de carbón. En primer lugar al aire libre ejercían la función de barrenderos o bien de vendedores ambulantes. Los barrenderos barrían el estiércol de las calles. Los vendedores ambulantes vendían productos como flores, cordones y molletes por toda la ciudad. Además algunos trabajaban en el campo puesto que los granjeros los contrataban como espantapájaros cuyo trabajo consistía en ahuyentar a los pájaros de los cultivos, protegiendo sus cultivos. Los que trabajaban en las fábricas trabajaban para dueños, gerentes o supervisores que rayaban la crueldad. Las condiciones eran muy inseguras. Uno de los trabajos tenía lugar en las fábricas de fósforos. Un fundidor de fósforo era un niño cuyo trabajo consistía en sumergir palillos en un elemento denominado fósforo, el cual es mortal si una persona lo inhala en gran cantidad. Más aún, este químico hacía que los dientes de los niños se pudrieran y algunos hasta morían por inhalar los gases del fósforo.
Más de 170 millones de niños trabajan en el planeta, pero no hay ni un explotador de ellos enla cárcel Minas de carbón: los niños trabajaban en las minas de carbón haciendo trabajos muy duros para su edad; los contrataban para abrir las trampillas tirando de una cuerda cuando veían que las carretillas de carbón se aproximaban. Los que eran más mayores trabajaban como transportadores de carbón, llevando grandes canastos en sus espaldas.Si sobrevivían sufrían de algún tipo de afección pulmonar como la silicosis. No existían leyes de seguridad en el lugar de trabajo. Pero... ¿por qué trabajaban los niños? La respuesta es la necesidad del dinero en casa por muy pequeña que fuera la cantidad pues la situación de las viviendas y de los barrios obreros era pésima. El trabajo en las fábricas era una especie de refugio o salvación para las familias ya que era una vía de escape de la muerte. Cuando se terminaba el día, los trabajadores se retiraban a sus ‘’casas’’ llenos de pulgas y piojos; aquellas barracas y chabolascarecían de servicios, alumbrado, limpieza, sanidad y ni siquiera algún tipo de suelo. No había ventilación en las ‘’casas’’ lo que provocaba la aparición de muchas enfermedades, una de las más destacadas fue la tuberculosis, el cólera y el raquitismo que pasaron a ser endémicos. Los niños morían continuamente pues su metabolismo es muy débil y muchos de ellos no podían soportar las condiciones en las que vivían y trabajaban.
La esperanza de vida era muy corta. Por ejemplo, a mediados del s.XIX la esperanza de vida de un obrero de fábricas era de 19 años y a final de ese siglo la de un obrero de Madrid no era mayor a 30 años.Esta situación tuvo su fin en parte gracias a la aparición de los sindicatos que hicieron que las condiciones laborales se fueran normalizando algo hasta llegar a la situación actual.Más de 170 millones de niños yniñas trabajan actualmente en el planeta, pero no hay ni un solo explotador de ellos enla cárcel… y los gobiernos e instituciones internacionales se frotan la barriga, o miran para el lado de los dineros.
La explotación silenciada
Niños y niñas trabajadores. Por desgracia no todas las infancias son la patria de la felicidad, ni mucho menos. Hay niños y niñas que deben ganarse cada día su sustento, hay otros muchos explotados...
30/11/2015
Actualizado a
18/09/2019
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