Las diez de la mañana. Entre carreras y últimos retoques, los niños de tres, cuatro y cinco años del Colegio Discípulas de Jesús prepararon con sus profesoras su peculiar procesión. Cada clase, una ‘cofradía’, y cada una de ellas, un paso. Había braceros, cofrades y hasta dos manolas, que salieron al patio para procesionar acompañados por cuatro miembros de la banda de las Siete Palabras que marcaban el paso. A algunos los agujeros en los capirotes de papel de seda no les dejaban apenas ver, pero la ilusión podía más. Estos ‘peques’ se convirtieron en papones por un día y protagonizaron un desfile pasional de silencio junto a sus compañeros y bajo la atenta mirada de padres y familiares que pudieron presenciar la procesión. Cada cofradía del Discípulas de Jesús llevaba un color: los del capirote morado de tres años, los del verde de cuatro y los del blanco de cinco. No es la primera vez que en este centro realizan este acto, una forma de acercar a los más pequeños la Semana Santa de León y sus peculiaridades. Este año llevan más de un mes trabajando con los niños, preparando las túnicas, los cíngulos, los capirotes, estampas y las tallas con las que procesionaron los pequeños braceros. El Huerto de los Olivos, Jesús en la cruz y la Virgen, para representar los diferentes episodios que recuerda la Semana Santa.
Eso sí, no es la única actividad relacionada con la Pasión que realizan en este centro. Durante los últimos días han asistido a una charla del presidente de la Junta Mayor y a otra impartida por el abad de las Siete Palabras. Noelia es la profesora de los más pequeños, y dice que alguno de los niños ya es papón y otros quieren serlo gracias a estas actividades que se realizan en el colegio. «Es sorprendente lo que les gusta y cómo atienden», confiesa. Ella también se mostró satisfecha por el resultado. Ilusión que se repetía entre madres, padres y abuelos que ayer vieron procesionar a sus niños. En este colegio todos forman «una gran familia» y han colaborado para que esta actividad sea posible.
Fueron dos vueltas al patio al ritmo que marcaba la banda y en absoluto silencio, guiados por sus profesoras, que les acompañaron en todo momento. Después, colocaron las tallas en el suelo y rezaron una oración frente a sus familiares para regresar, finalmente, a las aulas. Cada año hacen una actividad de este tipo y con el fin de que desde niños vivan lo que es la Semana Santa. El año pasado, por ejemplo, hicieron una exposición de diferentes pasos que ellos mismos elaboraron. El objetivo principal es que se «familiaricen» con el sentido cristiano de estas fechas y con la «tradición» de la ciudad. Y lo hacen. Ver su ilusión debajo de los capirotes de papel demuestra que el fin se cumple con creces.
La ilusión de ser papones desde niños
Los alumnos de Infantil del Colegio Discípulas de Jesús se convirtieron ayer en papones para sacar sus tallas por el patio
18/03/2016
Actualizado a
17/09/2019
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