Me gustaría hablar de la maravillosa manifestación que ha tenido lugar en León, a favor de los derechos ‘lgtbiq+’. Me ha parecido un acto precioso, lleno de amor y sinceridad. Y es que, qué difícil es ser libres de actuar y amar en esta nuestra querida sociedad.
Es curioso, cómo nos venden a través de publicidad y eslóganes políticos, una falsa realidad sobre una España que apoya al colectivo ‘lgtbiq+’. Es más, me parece aún más interesante, que realmente nos lo creamos.
Como joven abiertamente bisexual, considero que aún queda mucho camino que avanzar y muchas guerras que ganar, ante un panorama poco agradecido hacia la libertad.
Para la filosofía, la libertad es la capacidad de nuestra conciencia para pensar y actuar según nuestras propias voluntades. Sin embargo, si queremos hacer algo siempre estamos limitados por el poder de quienes están en altos cargos.
La trayectoria nacional se ha quedado estancada y siempre quieren hacernos pensar que ahora ya no hay ‘lgtbfobia’, más sigue habiendo discusiones y violencia hacia quien osa amar sin condición, dejando a un lado el género o amando al suyo propio.
Todavía se siguen escuchando, detrás del escudo español, susurros de por qué existe el día del orgullo, de por qué sucede dicha celebración. Bueno, no me sorprende, pero aun así, creo que la cantidad de personas que han muerto o han sido asesinadas por culpa de dicha situación, son suficiente para explicar a los que piensan que no es necesario, ya que sí lo es.
Puedo entender que quien no ha salido de lo socialmente normativo y siempre ha vivido libre dentro de su condición heterogénea, no entienda el sufrimiento que acarrea nacer como persona transexual, no binaria, homosexual, lesbiana o bisexual, entre otras muchas. Esto se debe a una falta de empatía arraigada en la educación.
Se suele juzgar sin razón alguna por culpa de prejuicios nacidos en nuestra niñez. Me gustaría que se dejaran de lado estos de una vez, para así, encaminarnos realmente hacia un futuro libre de etiquetas amaestradas. Libre de restricciones mentales por un «qué dirán» impetuoso que ahoga los pasos de quienes nacemos con grilletes por amar o ser.
Ojalá el día del orgullo se convierta con el tiempo en simplemente un día más, porque eso significaría que por fin hemos sido libres de verdad. Cuando no tengamos que elevar la voz, al son de un corazón herido de recibir golpes, de familiares y amigos que nos juzgaron por querer actuar de una determinada forma poco «normal».
Ojalá olvidemos la palabra «normal», que convierte en raro o extraño una forma sincera y pura de vivir una vida que tan solo dura un instante y debemos disfrutar.
Orgullo
03/07/2023
Actualizado a
03/07/2023
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