Sahagún: una parada en el Camino

Sahagún es un lugar de paso obligatorio para los que realizan la Ruta Jacobea, pero también es una villa monumental ideal en la que pasar un día diferente sin gastar demasiado dinero

C. Centeno
01/09/2017
 Actualizado a 19/09/2019
El Santuario de la Peregrina, uno de los atractivos monumentales de Sahagún, en una imagen de archivo. | DANIEL MARTÍN
El Santuario de la Peregrina, uno de los atractivos monumentales de Sahagún, en una imagen de archivo. | DANIEL MARTÍN
Sahagún es una parada obligatoria para los miles de peregrinos que cada año hacen la Ruta Jacobea por el Camino Francés, el más concurrido. Es la puerta de entrada a León para los que se dirigen a Compostela, ya que la villa está marcada como fin de la primera etapa en la provincia. Pero también, la capital leonesa de Tierra de Campos tiene numerosos atractivos monumentales que la hacen ideal para pasar un día diferente sin dejar la provincia.

Desde León llegar es fácil, así que no hay excusa para pasar un día libre en esta localidad rica en patrimonio. No hace falta madrugar mucho y en este plan que pretende que el desembolso económico sea mínimo, la primera parada propuesta es en la Confitería Asturcón, que se encuentra en pleno centro de la villa, en la avenida la Constitución. Allí podremos desayunar para coger fuerzas para todo el día con un café y un pastel o un ‘croissant’, todo ello por un precio de 2,40 euros.

Después, podemos comentar la ruta monumental dando un paseo hasta el Santuario de la Peregrina, uno de los templos más reconocidos de Sahagún, que se encuentra a las afueras de la localidad. La ruta puede continuar por el río Cea y el Puente Canto hasta volver al centro, donde tocará coger fuerzas otra vez y comer.

En la misma avenida de la Constitución, junto a la Plaza Mayor de Sahagún, está la Panadería la Tahona, que tiene empanadas hechas en su propio obrador de diversos tipos (desde bonito a morcilla o cecina con mermelada y queso de cabra) cuyas raciones van de uno hasta tres euros. Allí mismo podemos comprar un refresco para completar la comida. En el mismo sitio se puede comprar un bollo preñao, que por algo más de un euro arreglará la cena.

Para por la tarde, todavía queda mucho que ver. La iglesia de San Tirso, San Lorenzo, la Torre del Reloj o el museo sacro de las Madres Benedictinas son algunas de las opciones, aunque el patrimonio es aún más numeroso.
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