El camino hasta llegar a este punto no ha sido nada fácil, y menos en una disciplina como la orientación en la que no solo la preparación física juega un papel importante, sino que resulta definitiva la destreza a la hora de descifrar unos mapas ininteligibles para la mayoría de los humanos, cargados de símbolos tras los que se oculta una realidad a la que los profesionales tienen que hacer frente. De hecho son cartógrafos de orientación los que elaboran esos planos que luego los deportistas tienen que saber interpretar, algo aún más digno de elogio al hablar de personas muy jóvenes.Laura Fidalgo, leonesa de 15 años, no solo entiende perfectamente este deporte, sino que reconoce que es un auténtico hobby para ella. Con orgullo muestra las dos medallas que acaba de ganar en Palermo, en Italia, donde se ha celebrado el Campeonato del Mundo escolar, en el que se ha proclamado subcampeona mundial a nivel individual y tercera por equipos con la Selección Española. “Es diferente a los demás deportes, porque tienes que pensar cómo hacer tus recorridos y no está todo hecho, hay que irlo consiguiendo poco a poco y eso puede aportar mucho”, reconoce.Su entrenador, y también su hermano, puntualiza que es una disciplina que enseña “a no acomodarte” como puede ocurrir en otros deportes que transcurren en un mismo lugar, como un estadio o una pista. “En la orientación tienes que viajar, ver muchos sitios, te ves solo en el monte y tienes que hacer frente a los problemas, así que te ayuda a verlo todo de forma muy diferente, maduras y ves las cosas más calmado, es un deporte que vale mucho”, apostilla. Al fin y al cabo, de lo que se trata es de aprender a interpretar un mapa que dirige a los pertinentes controles en el menor tiempo posible, bien sea por la rapidez del deportista o porque se ha elegido una ruta más rápida por una mejor interpretación.Viendo a su hermano, que se inició en la orientación a partir de una charla que recibió de las Escuelas Municipales, Laura decidió seguir sus pasos en lo que ha sido un camino “bastante largo” de competiciones y ligas nacionales para conseguir puntos que dieran la clasificación a los grandes campeonatos. Uno de ellos ha sido el disputado en Italia, donde Laura se encontró un terreno “diferente a lo que se ve aquí en España”, cargado de vegetación y con una cartografía también distinta. “La simbología y los trazados eran muy diferentes, pero aún así me encantó el terreno, era muy boscoso y con mucho verde, fue una experiencia en la que me encontré cómoda”, explicó.Y tan cómoda se encontró que tan solo una chica belga quedó clasificada por delante de ella en la prueba larga, consistente en 3,6 kilómetros, en el Mundial de Palermo, además de que formó parte del equipo nacional que se clasificó en tercera posición.Con este palmarés llega como gran favorita al Campeonato de España escolar que se va a celebrar en los próximos días en Soria, donde también acude con el título de campeona provincial y autonómica en esta misma disciplina.Mucho entrenamientoLlegar a este nivel requiere de muchas horas de esfuerzo y sacrificio. Laura dice entrenarse entre una hora y media y dos al día, aunque su madre Marta puntualiza que hay ocasiones en que es incluso más tiempo, lo que dificulta poder compatibilizarlo con los estudios, un aspecto que, sin embargo, no deja a un lado y en los que está obteniendo muy buenos resultados.De cualquier forma, la orientación es difícil de entrenar, se utilizan simuladorespor ordenador, o bien hay entrenamientos con mapas simulados, a lo que se suman los comentarios de carreras y visionados de competiciones. Y luego está la parte táctica, en la que hay que aprender a gestionar tanto el físico como el técnico, el tiempo y entender la información que recoge el mapa. Igualmente el entrenamiento físico requiere de una buena preparación, con cuestas, series y un trabajo diario, para tener un buen nivel competitivo.Mención aparte requiere el entrenamiento para leer los mapas, que no son “una simple lectura de un mapa de carreteras”, sino que se trata de planos “muy específicos”. Lo que se necesita es descifrar los mapas entendiendo la simbología y pasarla a la realidad, además de comprender cómo ha podido evolucionar la vegetación en cada época del año, cómo se puede ver un camino u otro o cómo lo ha entendido el cartógrafo.Además, en cuanto al trazado, se necesita “ser un experto” en orientación para conocer el recorrido porque en general “se busca plantear problemas al corredor” y para llegar a un punto “quizás te encuentres en la ruta más corta un verde impasable, entonces la más corta no será la que menos tiempo suponga y habrá que buscar una alternativa, todo eso en carrera”, explican.Otra dificultad añadida es que el recorrido se entrega a los corredores justo en el momento de la salida. De hecho, está prohibido que los participantes de una prueba se acerquen por la zona unos días antes, de manera que si son localizados “estás automáticamente descalificado”. Y para la carrera lo que se necesita es un portadescripciones que se coloca en el antebrazo y que se mira cuando el participante se acerca a una baliza “para comprobar que es la que corresponde en cada momento”. Ahí se recoge “un código de control y una serie de datos para encontrarla en el punto exacto”, puntualiza Darío. También se lleva una brújula que hay que saber cómo utilizar para no correr el riesgo de acabar fuera del mapa.
El entrenador en casa
El entendimiento entre Laura y su hermano Darío es total. Ambos compaginan la práctica de este deporte con sus estudios, en el caso de este último, de Biología. Fue el hecho de ver peligrar la continuidad de este deporte lo que llevó a Darío a buscar una solución, decidió darle continuidad y formarse, por lo que cuenta con el título de técnico y el de cronometración.Además de dedicarse a la preparación de su hermana, un primer año intentó dirigir el ámbito de orientación de las Escuelas Deportivas del Ayuntamiento de León, aunque le resultó “imposible” compatibilizarlo todo. Pero dado el “interés” que vio por este deporte, decidió seguir y este año dirige al grupo de mayores, compuesto por 12 personas, además de que organiza alguna prueba para las instituciones y es seleccionador de Castilla y León.
Y aunque no es un deporte que cuente con enormes masas de aficionados, e incluso es desconocido para muchas personas, puede tener continuidad en una provincia como León, donde la orografía también ayuda a su práctica, aunque para ello se requiera en ocasiones de largos viajes. Pero lo que parece seguro es que el futuro y su continuidad, la menos en los próximos años, parece garantizado.