No hay mejor definición del mundo rural que un gallinero. No hay mejor regalo para quien sabe lo que es bueno que una docena de huevos de gallina de corral.
«Hecha con huevos de gallina soltera», decía ‘Generín’ el del Legio cuando le preguntaban si era de fiar la tortilla que ofrecía. Y Juanita la de Pontedo, filósofa de sentencias rotundas, llegó a la conclusión de que el mundo sí se acababa cuando le dijeron «los de abastos» –así llamaba ella a los inspectores de Sanidad– que dejara de hacer lastortillas conhuevos, «y encima quieren que las haga con huevina, que vete tú a saber lo que tiene para llamarla así».
Las gallinas protagonizaron, no hace mucho, un hecho que escenifica como pocos la distancia cada vez mayor entre el mundo rural y los urbanitas, ocurrió en Asturias cuando unos hospedados en una casa rural se quejaron de los cantos de gallos y gallinas a primera hora de la mañana. «No, si ‘usté’ quiere cantan a las 10 y 20 hora peninsular», decía con sorna el vecino que no daba crédito a lo que estaba viendo.
Cuando en una casa había necesidad se le regalaban gallinas; también un gallo «al señor maestro» por San José, nadie sensato no tiene gallinero... y Alicia la de Joaquín cuando veía que le habían robado el gallo les decía a las gallinas: «Cantai, cantai... que quedásteis arreglás».
Pues eso, que si la vida fuera un gallinero cuánto mejor sería.
"Cantai, cantai, estáis arreglas"
La última página de LNC con la firma de Fulgencio Fernández, que pone la letra, y Mauricio Peña, que se encarga de la foto
28/05/2020
Actualizado a
28/05/2020
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