Nanfranciona nos perdone

La última de La Nueva Crónica

Fulgencio Fernández y Mauricio Peña
15/05/2024
 Actualizado a 15/05/2024
| MAURICIO PEÑA
| MAURICIO PEÑA

Saber elegir nombre es un verdadero arte, la primera decisión que tomas con un nuevo ser y que él va a tener que pasear toda una vida, lo quiera o no. Un arte que se practica en cada casa, salvo que te haya tocado en suerte aquel cura Gregorio de Ferreras que durante muchos años sembró el terror en Cubillas de Rueda poniendo a su antojo, sin dar ninguna posibilidad de defensa a los padres, nombres como Prosdócimo, Zenón, Suzgarda, Eustarofila, Brinolgo, Salaverga, Mamerto, Sabacia, Nanfranciona, Rachanacario o Buenayunta, por citas unos pocos de los cientos que esparció con el agua de la pila bautismal. Y sin contar que podía tener el día simpático y ponerte cuatro nombres en vez de uno: Metrodora Nemesiana Onesífora Menedema. 

En los toros, un mundo lleno de nombres y ritos, también dicen mucho con los nombres con los que bautizan a toros o especialmente los caballos, con nombres con tanta historia detrás como muchos toreros: Cagancho, Chenel, Águila Blanca, Brujo, Neptuno, Sinfonía, Apolo... nombres que ya quieren decir algo desde antes de salir al ruedo.

Entre los toros, tristemente, han hecho más historia aquellos que han segado la vida de algún torero. 

¿Te atreverías sin miedo a ponerte ante un toro que se llame Demonio? Tal vez por ello dejen asomarse detrás uno que se llama Cheque.

Archivado en
Lo más leído