En León –imagino que en otras tierras también pero estoy poco viajado– detrás de cada imagen hay varias historias humanas, que son las que me interesan,
A primera vista aparece aquí el Himno a León, con sus reminiscencias de exaltaciones patrióticas, frases para la batalla como «sin León no hubiera España», «antes que Castilla leyes» y esas cosas que hinchan tantos pechos y nos consuelan de la realidad que maquillan.
Pero en las sombras de la imagen, en letra pequeña, aparecen dos nombres: J. Pinto Maestro (la J. es José) y Odón Alonso, ‘padre’, añadirían los más clásicos. Es decir, Maestro y el maestro Odón.
Dos personajes para el recuerdo y la reivindicación de las gentes, menos conocido José, más olvidado, tal vez porque en las fotos de la Banda Municipal desfilando y tocando el himno quien aparece es el compositor y director, con esa llamativa melena blanca al viento que le convierte en irrepetible, inolvidable.
Pero José también fue gran un personaje, de aquellos que llamaban del renacimiento pues tocaban muchos palos y todos extrañamente bien. Abogado, periodista y como tal director de La Mañana, también músico y fundador del Orfeón Leonés, valiente para hacerse abad de una cofradía cuando nadie quería, en tiempos de la República, padre de 11 hijos... uno de ellos pintó el retrato de su padre que después de muchos años de olvido en dependencias municipales se lo llevó otro de sus hijos, regresó a la casa Pinto.
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