Somos muy de maliciar

La última página de LNC con la firma de Fulgencio Fernández, que pone la letra, y Mauricio Peña, que se encarga de la foto

Fulgencio Fernández y Mauricio Peña
13/05/2020
 Actualizado a 13/05/2020
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Que casi todos llevamos un guardia civil dentro es algo que se manifiesta cada cuatro años (o menos) pues no hay proceso electoral en el que los aspirantes al despacho y la tele no prometan no sé cuántos nuevos miembros de las fuerzas de seguridad del Estado. Da igual el color, lo prometen todos pues saben que es bien recibida la oferta. Seguramente a unos les va bien porque no deja de ser una posibilidad de trabajo, a otros porque las calles están llenas de lo que siempre se llamó gente de orden y los más reticentes argumentan que igual estamos ante un fenónemo de autocombustión y esos nuevos agentes de cualquier cuerpo acaban deteniendo a todos los que hayan metido la mano en el cajón de entre los que convocaron sus oposiciones.

Aparca mal, con todas las justificaciones que tengas, y no tardará en aparecer quien te lo recrimine y amenace con llamar a la autoridad. La autoridad siempre «nos pone».

Al inicio de la pandemia un hombre paseaba habitualmente a su hijo, con problemas de salud que requieren el paseo diario y desde las ventanas le llamaban de todo por lo que tuvo que solicitar amparo de la sensatez.

A veces la vida es como parece. Jetas hay, esa raza y las ortigas no se extinguen jamás. Igual que hay quien toda la vida fue a la compra con su carrito y su perro y no necesita de la mascota para justificar su presencia por las calles en días de sospechosos habituales. Somos muy de maliciar.
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