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A veces llegan cartas

14/10/2016
 Actualizado a 14/09/2019
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Esta mañana oleada de cerezos y jacintos roza el mundo con el propio mundo y sus alrededores. Esta mañana como nunca predica con sus cartas llenas de palabras curativas y enredos agradables. Son cartas archivadas por mí hace tiempo en el arcón de los recuerdos que hablan y callan hasta en su propio silencio. Son cartas como contagiosos cantan Raphael y Julio Iglesias «con sabor amargo, con sabor a lágrimas (…) con sabor a gloria, llenas de esperanza (…) que te dan la vida, que te dan la calma».

Pero a veces las cartas que en mi casa, al menos, entran no llegan a cartas nada iguales, ni siquiera parecidas. Es más ni siquiera llegan con frecuencia. El avance de las nuevas tecnologías me meten en casa otros inventos suplentes de éstas en tanto depositan casi exclusivamente en los buzones el frío correo bancario y la abundante publicidad. No obstante ahora resta, por proximidad ya, aguardar a las navidades, momento en que se dejan caer, por lo común, las postales de Unicef y algunas felicitaciones más.

Sin embargo, las cartas, las cartas manuscritas ante todo desbrozan palabras o salen a buscarlas y las combinan bellamente cuando las empuja el corazón hasta llegar en ocasiones a enamorarnos con ellas tal le sucedía a Mario el cartero italiano de la película ‘El cartero y Pablo Neruda’, aquel joven que pedaleaba con ahínco para llevarle la correspondencia diaria al exiliado poeta chileno. ¡Que menudo lujazo tener un cartero sólo para él!

La verdad es que nos hemos vuelto vagos indomables para coger una hoja y escribir aunque sólo sean unas breves líneas. Eso explica que cuando, aleluya, de modo excepcional escribamos algo la ortografía se tambalee o al derrumbe vaya.

En un anterior, recordemos, que se escribía mucho e incluso salían a la luz pública enriquecedores epistolarios. Yo he disfrutado y disfruto un porrón con éstos. Ahora mismo me vienen a la memoria los de Hemingway, Silvia Plath, Federico García Lorca, César Vallejo, Freud, Ortega y Gasset… Todo un mundo de información, noticias muy variadas, sentimientos, radiografías ocultas y plurales aspectos.

Se ha ido la mañana. La tarde mientras hurga como un búho me entrega la bondad de mi madre: ‘Epístola a Carmen’.
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