El bañezano contestó, de forma distendida y con muchos toques de humor, a las preguntas de Tomás-Néstor Martínez Álvarez, conductor de la iniciativa de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Villarejo, ‘Conversaciones sin red’. El ciclista explicó que la idea de este desafío se llevaba ya un tiempo gestando, dada la situación que estaban viviendo los trabajadores de la empresa. No obstante, no fue hasta casi mediados de septiembre que dio la primera pedalada. Todo ello, según él mismo reiteró, con el apoyo de mucha gente, colaboradores y patrocinadores. «En un primer momento lo planteé con un amigo, pero no se hizo. Pero después se lo comenté a los compañeros y me apoyaron. Todo salió bien porque aunque al principio tuvimos que buscar patrocinadores, luego llamaban ya ellos directamente porque querían colaborar».
Piru apuntó que a día de hoy es consciente de que ese reto tenía más riesgos y repercusión de lo que en su momento pensó, porque entonces «no se me ocurrió que no pudiera completarlo», matizó.El recorrido en solitario –con el equipo de apoyo– lo realizó desde Sahagún, atravesando, tan solo con la ayuda de su esfuerzo constante y el apoyo de sus acompañantes, cinco países en total y apenas sin pinchazos –el primero a los 2.000 kilómetros–. Con paradas cada 50 kilómetros aproximadamente, subidas y bajadas, vientos en contra, la música de Georgie Dann de fondo y un sinfín de inconvenientes –los normales en esas situaciones–, Piru siguió pedaleando sin mirar atrás, ni siquiera cuando sus acompañantes creían que le fallaban las fuerzas. «Pensaban que no estaba bien porque no avanzaba, y yo estaba preocupado porque no creyeran que esta bien», indicó. Transitó por infinidad de pueblos, ciudades y paisajes, aunque el tiempo iba en su contra, y de disfrutar, poco. Sí pudo hacerse eco de la «cultura de la bicicleta» en esos países, «un respeto que aquí no hay y un modelo que deberíamos copiar». Reconoce que «hice alguna ‘gambada’ por la falta de tiempo», pero llegó sano y salvo y sin mayores contratiempos. Ya en su destino y con el «sueño de completar este desafío cumplido», Piru pudo comprobar, a su llegada a la sede de la multinacional en el país nórdico, que quienes les habían recibido «valoraban el gesto e incluso lo trataban como algo admirable». Era y es consciente de que su gesto no iba a tener consecuencias prácticas –no han recibido ni una respuesta cordial– como tampoco cree que lo vaya a tener nada relativo al cierre de la empresa a estas alturas, pero «lo que quería era entregar la carta, no pensaba en más, y por lo menos expresamos que la Dirección nos mintió», una afirmación que repitió en varias ocasiones en la entrevista. Aun así, el ciclista asume la situación, que «es la que es y lo que nos queda es aceptarla y seguir para adelante».
Otros proyectos
El reto por los trabajadores de Vestas no es el único que el bañezano ha realizado. También ha llevado a cabo otros como el de Santiago a Roncesvalles en 35 horas. Además, se involucra e incluso impulsa iniciativas solidarias, aunque en estos casos, «aunque toca mucho también te llevas chascos que te hace replantearte las cosas porque ves que se dona dinero pero quien lo hace son gente del entorno. Así le sucedió en con el ‘crowfounding’ que hizo para recaudar fondos para los audífonos de Alejandra, destacó.Sin haber salido de una, Piru ya piensa en meterse en otra, y es que completar la ‘Transpirenaica’ es su «espina clavada», y se la quiere quitar lo antes posible.