Aunque en los últimos años se puede comprobar una tendencia a la baja en el número de menores condenados, la cifra del pasado año arroja un descenso importante al pasar de los nueve de cada mil menores condenados de 2015 (y años precedentes) a los cinco de cada mil del último ejercicio cerrado, tomando como referencia la población de las citadas edades censada en la provincia en cada uno de estos años.
Pero como se indicaba anteriormente, la merma no se nota tanto en el número total de infracciones cometidas y, por tanto, en las que comete de media cada uno de los condenados. Mientras que las 206 infracciones totales juzgadas en 2015 cometidas por 133 menores dejan una media de 1,5 por cada uno de ellos; el pasado año los 71 condenados acumularon un total de 135 infracciones, prácticamente dos de media.
El perfil y las medidas
Siempre según los datos de la citada estadística, el perfil del menor infractor en la provincia de León responde al de un chaval –varón–, de 16 años de edad y de nacionalidad española. Por sexos, de los 71 menores condenados en la provincia leonesa, 54 fueron hombres y 17 mujeres. En ambos casos los de 16 años son los más numerosos. Además, el grueso, casi el 85%, eran de nacionalidad española, 60 frente a los 11 extrajeros.Hay que decir que la mayoría (44 de 71) no cometió más de un delito, lo que carga más sobre los 27 restantes, pues tocan a una media de tres por cabeza.
En las últimas estadísticas no se incluyen los delitos más comunes por los que son condenados, pero de acuerdo a las de los últimos años en las que sí se especifican, éstos serían sobre todo robos, lesiones y hurtos.
A estos 71 chavales se les impusieron un total de 122 medidas. 29 fueron penas de libertad vigilada; 20 prestaciones de servicios en beneficio de la comunidad; 16, realización de tareas socio-educativas; 14 permanencias de fin de semana; 13 internamientos semiabiertos; siete convivencias con otra persona, familia o grupo educativo; cinco internamientos abiertos; cuatro amonestaciones; tres asistencias a un centro de día y otros tantos internamientos cerrados e internamientos terapéuticos, además de dos privaciones del permiso de conducir, dos tratamientos ambulatorios y una medida de prohibición de aproximarse o comunicarse con la víctima.