Acaip cifra en alrededor de 100 el déficit de funcionarios en la cárcel

Representantes de Acaip se reunían el pasado miércoles con el subdelgado del Gobierno, Faustino Sánchez, para trasladarle los problemas y preocupaciones más acuciantes del centro penitenciario leonés con especial incidencia en el que tiene que ver con la falta de personal. Tal y como le expusieron, estas carencias se arrastran desde la apertura de la prisión leonesa y se agravaban a partir del año 2012, cuando empezaron a dispararse las jubilaciones sin que se repusieran con los correspondientes efectivos.

Desde Acaip –Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias– explicaron al representante del Gobierno central en León que la plantilla de funcionarios de la cárcel leonesa de Villahierro, en Mansilla de las Mulas, tiene una media de edad de 55 años, calificándola de «elevadísima para este duro trabajo». Según sus estimaciones, harían falta alrededor de cien funcionarios para cubrir los puestos de la Relación de Puestos de Trabajo (RPT), pues ésta los cifra en algo más de 530 y actualmente son unos 430 en plantilla. Además, aunque sostuvieron que estas carencias afectan a todas las áreas, adviertieron cómo se sufre de forma especial en las áreas de vigilancia donde, incluso con personal de prácticas, están muy lejos de las cifras adecuadas.

Otro de los temas abordados en esta reunión fue el de las agresiones pues, si bien reconocieron que el centro penitenciario leonés no es uno de los más afectados, sí señalaron que incidencias con los internos se producen a diario y que una forma de reducir estas situaciones sería que fueran reconocidos como autoridad en el ejercicio de su cargo.

También el estado «lamentable» de la carretera de acceso a la prisión leonesa se expuso en la reunión, un asunto para el que la Subdelegación dijo estar buscando soluciones «a ser posibles definitivas», pero que «llevarán su tiempo».

No quisieron dejar pasar la oportunidad de hacer saber al subdelegado el «magnífico» trabajo desarrollado por los funcionarios en prácticas en los últimos años que han servido para paliar, en parte, la necesidad de personal anteriormente expuesta.