Vivimos en una sociedad donde desgraciadamente la gente te valora por lo que eres o por lo que tienes, donde las apariencias son la tónica general de la expresión de los seres humanos y donde se tiende a evitar los problemas de los demás. Y vivimos en un mundo revolucionado en el que quizá las redes sociales se han convertido en un instrumento para mostrar las miserias yoístas del hombre y en el que no nos paramos a escribir los sentimientos personales. Quizás falte hoy más que nunca una palabra de nueve letras: HUMANIDAD.
Cuando una persona fallece, los sentimientos suelen ser dobles. El familiar más directo llora y no olvida jamás la triste pérdida del ser querido. En cambio, la expresión del amigo o conocido no suele variar mucho de elogiar qué buena persona era o qué recuerdos tenía de él. Se lee la esquela, se acude al tanatorio o al funeral, se da el pésame a los allegados y al día siguiente amanece y la vida continúa. ‘Así es la vida’ es el título de una canción preciosa de Enrique Iglesias y María Becerra.
Hace veinticinco años, un cuarto de siglo ya, llegué a esta capital del Reino, que me enamoró, con las maletas cargadas de ropa e ilusión. Era un treintañero forastero que venía de una ciudad vecina y pronto me encontré –y no por casualidad– con una persona que se cruzó en mi camino y que era nombre Genaro y de apellidos Martínez Ferrero.
Genaro nació político y murió esta semana político. Recién cumplidos 18 primaveras estaba ya al frente de las Juventudes de UCD en León, el padre Ángel Martínez Fuertes, fundador de la Confederación Española de Centros de Enseñanza, se lo llevó sin apenas haberle salido la barba al Senado como secretario del político Justino Azcárate y Flórez y asesoraba con 25 años menos que él a un político de raza de Santa María del Páramo, a un tal Rodolfo Martín Villa, que luego llegó tan lejos. Era cuando la política se escribía con mayúsculas, no como actualmente, que se narra con renglones torcidos.
Amaba esta tierra y pronto, en 1985, entró a trabajar en el Ayuntamiento de León como inspector municipal del servicio de Semat, que se encargaba de la limpieza y la recogida de basuras. Con el Seat Ibiza matrícula 1930, recorría la ciudad para poner en marcha campañas de desratización y lograr que no faltaran papeleras en los barrios, que se implantara la novedosa carga lateral de recogida de residuos o que se lograse la escoba de plata por la que León era la octava ciudad más limpia de las 52 capitales españolas. Era la época de Carmen Santos al frente de la Concejalía de Medio Ambiente. ¡Que tiempos aquellos!
Estos días me he encontrado con mucha gente y cada uno me describía la figura de Genaro de una forma: único, currante donde los haya, inquieto, irrepetible, leal, inteligente, curioso, implicado, dispuesto a ayudar a todo el mundo, persona espléndida, grandísimo compañero, valiente, amigo de sus amigos, honrado... Y muchos más adjetivos que no se pueden reproducir.
Genaro tenía un olfato político único y lo van a entender con unos ejemplos que no se pueden olvidar y sí describir. Su sueño era poder ser algún día alcalde de su pueblo, Cimanes del Tejar, un municipio de 738 habitantes situado 26 kilómetros al oeste de la capital. Un día me confesó en un bar: «Quiero antes de morir hacer cosas por el pueblo que me vio nacer». Yo le dije: «no lo tienes fácil, no vives allí, está de alcalde actual el médico del pueblo, Motaz, y está la presidenta del PSOE de León, Montse, que escucha a todos los vecinos del pueblo». Al poco de convocarse las elecciones municipales, me enseñó un folio doblado con nombres, algunos tachados, y números, se abrieron las urnas y la noche electoral el titular de los periódicos de León, se leía: «El Ayuntamiento de Cimanes cambia de alcalde». El día de la investidura estuve en un Salón de Plenos abarrotado y el nuevo alcalde al fondo, con el bastón en la mano, y por cierto, con una talla más de traje, me sacó ese papel arrugado donde tenía escrita la fórmula para poder hacer cosas por su pueblo y sus pedanías.
A los pocos años, Cimanes y Alcoba contaban con unas playas fluviales recreativas de lujo, viviendas sociales en Velilla, una ermita preciosa en Secarejo y con alumbrado led en el pueblo años antes de su llegada a la capital.
La llegada del AVE es una de las fechas grabadas como históricas en la ciudad de León. Venían turistas como nunca, León estaba de moda y había que trabajar para que la gran hostelería y restauración se difundiera por todo el mundo. El objetivo era convertir con orgullo a León como Capital Española de la Gastronomía en 2018. Teníamos que trabajar sin descanso para que los expertos miembros del jurado vieran que León era diferente. No era fácil, había buena competencia. Desde el Ayuntamiento nos pusimos en contacto con el área de Turismo de la Diputación de León y con su responsable: «Genaro, ¿nos ayudas para estar un año entero trabajando a tope para intentar presentarnos con un proyecto digno que aglutine los mensajes de unidad capital y provincia de León?». Le faltó tiempo y dijo sin respirar: «Este verano no hay vacaciones, yo ayudo en lo que pueda, los bares y restaurantes y sus profesionales se lo merecen». Llegó el momento de la verdad, el premio se fallaba en Madrid durante una mañana con niebla en la que el jurado tenía que elegir entre la Ciudad Encantada, Cuenca, y la Cuna del Parlamentarismo, León. A las siete y diez de la mañana cogimos el tren hacia a la capital de España. Estábamos nerviosos, como si fuéramos a hacer un examen. Habíamos estudiado todo el temario, pero no sabíamos si era un premio cocinado entre bambalinas ni si se valoraban otro tipo de cuestiones más oscuras que nosotros no podíamos controlar. Recuerdo que, pasando por la estación Campo Grande, en Valladolid, Genaro fue al baño y a su vuelta me hizo levantarme para sentarse en el asiento de la ventanilla que le correspondía y me dijo al oído: «Vamos a ganar y vamos a dar una alegría a la gente». Y yo le pregunté mirándole a los ojos: «Por qué dices eso?». En bajo, me replicó: «Vamos a ganar porque hemos trabajado mucho y bien, Maté». Cuando la presidenta de Paradores y el secretario de la Capital Española de la Gastronomía abrieron el sobre y leímos «LEÓN» (en mayúsculas), nos fundimos en un gran abrazo. Y después llegaron 216 actividades conjuntas que llevamos a cabo en 365 días de galardón.
Nunca conocí a nadie con esa habilidad política en León o en su contorno. En verano de 2018 había que suceder a Mariano Rajoy en el PP y las quinielas que se barajaban era la sucesión natural entre la mujer de confianza del político gallego en el partido, María Dolores de Cospedal, o la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Cada afiliado tenía unas preferencias personales. Genaro me llamó y me dijo: «No será ninguna de las dos la presidenta, yo apoyaré a un tercero». A los pocos días, un joven palentino, Pablo Casado, presentaba los avales necesarios para concurrir y en un periódico de tirada nacional se pudo leer: «El leonés Genaro Martínez Ferrero afirma que Casado será el próximo presidente del PP». Le pregunté por qué se había tirado a la piscina y me contestó sin dudar que una de las dos, la que perdiese, le daría sus apoyos a Casado, que el 21 de julio de 2018 fue elegido nuevo presidente del PP con el 57% de los apoyos.
Quizás hoy puedo decirte que siempre has dado más de lo que has recibido, que nunca te has aprovechado de la política, que no has dejado dinero en paraísos fiscales y que esa comida que te estaban preparando con tanto cariño tus compañeros de siempre del Ayuntamiento (Carmina, Isabel, Merche, Maite...) para este 23 de mayo, cuando pensabas jubilarte con 66 años, se suspende. Les habías dicho que no querías despedidas masivas, placas ni homenajes. Tus amigos los barrenderos están tristes y el PP de León está ahora más huérfano que nunca.
Gena, ya puedes hacer desde el cielo una buena campaña electoral. Prepara la megafonía en los coches, la cartelería de los candidatos, las papeletas y el mailing para que llegue a todos los buzones, busca buenos interventores, redacta un programa electoral creíble, pon a tu amigo Juan Morano para los mítines y que te ayude tu hermano Alfonso con el merchandising... Desde la tierra, seremos muchos los que hoy te votemos.
¡Adiós, Gena!
José Antonio Maté Martín recuerda a quien fuera uno de sus grandes amigos, además del alcalde con mayúsculas de Cimanes del Tejar y referente del PP
30/03/2025
Actualizado a
30/03/2025

Lo más leído