Las Agustinas Recoletas de León ya se han despedido de León, y para decirles adiós el obispo Luis Ángel de las Heras celebró este martes una eucaristía especial de acción de gracias en la capilla del Monasterio de la Encarnación, el lugar donde se asentó esta congregación en el año 1663. "Nuestro reconocimiento por vuestra dilatada y fructífera presencia contemplativa recoleta, testimonial y evangelizadora en esta Iglesia particular, nuestra gratitud y el cariño sincero de la Diócesis de León en la solemnidad de la Encarnación del Señor, titular de vuestro convento”, finalizaba su su homilía el obispo Luis Ángel.
Las tres religiosas que integraban la comunidad en León, la madre priora Beatriz Ofelia Álvarez, la madre Guadalupe Atalo y la hermana Ana María Ponce, recibieron este agradecimiento acompañadas por las responsables de la Federación de Monjas Agustinas Recoletas de España. Mientras, la capilla estaba llena de fieles en una eucaristía concelebrada por el actual capellán de la comunidad, Lauro Pérez Luengos, junto con representantes de los cabildos Catedral y Colegial, armonizada por el canónigo y organista emérito Samuel Rubio y al canto el sacerdote Nicanor Martínez, así como el párroco de San Juan de Regla, José Luis García.
El obispo Luis Ángel de las Heras quiso remarcar que "agradecemos esperanzados los más de tres siglos de presencia de las madres Agustinas Recoletas en León" por un testimonio de fe "que hace que se acumulen los motivos de acción de gracias porque habéis manifestado con vuestra vida que os sostenéis en Dios", dijo durante la celebración.

Una historia de tres siglos
Las Agustinas Recoletas dejan León por la falta de vocaciones y el sucesivo fallecimiento de hermanas, que ha visto reducido el número de integrantes. Esta comunidad religiosa ha completado una larga hitoria de fe en la Diócesis de León que se remonta al 11 de diciembre de 1663 cuando después de un tiempo de negociaciones y discernimiento, con el apoyo del noble matrimonio leonés formado por don Ramiro Díaz de Laciana y Quiñones y doña María Páez Caballero de Cepeda, las cinco madres fundadoras, originarias del Convento de la Encarnación de Valladolid, llegaban a la ciudad de León donde eran recibidas y se hospedaban en el Convento de Santa María de Carbajal.
Dos días más tarde, esta comunidad recoleta contemplativa del Monasterio de la Encarnación se traslada a la que sería su primera casa, ubicada en la calle del Cid en un viejo caserón que hubieron de acondicionar con trabajos que se prolongaron durante un año hasta terminar la Iglesia y exponer el Santísimo. Una primera estancia con una vida monástica ordinaria que se veía alterada en el mes de septiembre de 1868, cuando la comunidad era expulsada y tenía que refugiarse en el convento de Santa María de Carbajal, donde permanecerían compartiendo con las comunidad de Madres Benedictinas un periodo de quince años.
Con ayudas de varios bienhechores y con el destacado apoyo del capellán Juan López Castrillón, además del donativo de 50.000 reales ofrecido por el obispo de León, y con los buenos oficios del duque de Uceda, las Agustinas Recoletas adquieren un nuevo convento en la Plaza de Santo Domingo que había sido casa de los Padre Dominicos y tras completar el traslado el día 19 de marzo de 1884.
La estancia de la comunidad en este convento de la Plaza de Santo Domingo fue serena hasta que en 1924 los planes de urbanismo de la capital leonesa llevaron consigo la expropiación de parte de la propiedad, acción que se repitió en 1926, cuando las monjas se ven obligadas a ceder parte de la capilla y 508 metros cuadrados para calles, línea expropiadora que continuaron las autoridades municipales. En el año 1957 se presenta un primer proyecto de enajenación del convento puesto que comunidad reside entonces en el centro de la capital, con edificios colindantes de considerable altura, por lo que en 1965 se concreta la operación de venta de la propiedad y la compra una finca, propiedad de las monjas Benedictinas en el paraje de La Granja, donde actualmente está ubicado el convento de la Encarnación.
El día 6 de agosto de 1967, fiesta de la Transfiguración del Señor, tiene lugar la bendición e inauguración del convento con un triduo de celebraciones. El entonces obispo Luis Almarcha Hernández, abría los actos. Se bendijeron todas las dependencias del interior del convento y se estableció la clausura.
A lo largo de más de tres siglos de presencia en León han sido 192 las religiosas Agustinas Recoletas que han formado parte de esta comunidad del Monasterio de la Encarnación de León,