León cumplió un año más la tradición y la celebración de las Águedas llevó al alcalde, José Antonio Diez, a ceder bastón de mando a la Águeda Mayor, María Dolores Sánchez, a quien también impuso la banda y la medalla de la ciudad. Junto a ella, la capitana del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) número 6 de la Guardia Civil, con sede en Armunia, María Lourdes Ramírez, fue distinguida como Águeda de Honor y quiso en su intervención rendir homenaje a las mujeres, recordando a profesionales de diversos ámbitos “que han y están haciendo un camino muy duro”. Cada mujer, dijo, “desde la primera hasta la última, ha contribuido a la esencia única de León. En este Ayuntamiento somos testigos de la diversidad y la fortaleza de las mujeres que han dejado huella en esta cultura leonesa”.
También quiso lanzar un mensaje de apoyo y esperanza a las víctimas de maltrato y las mujeres que se encuentra aisladas y no creen en el sistema legal. “La sociedad y la Guardia Civil, entre otras muchas instituciones, estamos aquí para apoyarlas y ayudarlas, con el objetivo de que un día no vuelva a suceder que una mujer haya muerto a manos de su pareja”, recalcó.
La capitana, que estuvo arropada por su comandante y por el coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de León, Julio Andrés Gutiérrez, dijo sentirse “emocionada de haber sido elegida y poder representar a las mujeres de León siendo parte de las tradiciones que enriquecen esta maravillosa tierra”.
El alcalde, en su discurso, señaló que los siglos de evolución no han sido suficientes para lograr una igualdad real que animó a “buscar siempre, porque es posible y es justicia”. Diez lamentó las “barreras” que afrontan las mujeres en diversos ámbitos de la vida y lamentó que les sea vetado el acceso a muchos campos “con comportamientos y declaraciones que son aplaudidos cuando deberían ser fuertemente rechazados”.
La Águeda Mayor 2024 repitió la petición hecha al primer edil por su predecesora para que “la cultura tradicional leonesa se estudie desde la escuela”. “Hay un legado de tradiciones y cultura que tenemos la obligación de conservar y transmitir”, defendió.
Tanto la Águeda Mayor como la de Honor recordaron en sus palabras a la santa que da nombre a la festividad, una joven noble nacida en Palermo en el siglo III, siendo emperador Decio y presidente de Sicilia, Quinciano, quien mandó cortarle un pecho a cercén y encarcelarla sin permitir que médico ninguno la atendiese y sin comer ni beber. Desde antiguo se representa a la santa con los pechos cortados sobre una bandeja en la mano izquierda y en la derecha la palma, atributo y símbolo de la pureza y del martirio. Santa Águeda, con sus pechos cercenados, se convirtió en abogada de las enfermedades de las mamas.