"La alegría es parte de la vida cristiana, sin alegría no podríamos hacer nada"

Dos delegados de Comunión Fraterna, una de las tres delegaciones en las que se organiza la diócesis, explicaron en Cope León su función

03/10/2024
 Actualizado a 03/10/2024
Los delegados de Comunión Fraterna, la hermana María Jesús Carro y el sacerdote Juan José Andrés Nicolás en Cope León. L.N.C.
Los delegados de Comunión Fraterna, la hermana María Jesús Carro y el sacerdote Juan José Andrés Nicolás en Cope León. L.N.C.

La hermana María Jesús Carro y el sacerdote Juan José Andrés Nicolás, delegados de Comunión Fraterna –una de las tres delegaciones en las que se organiza la diócesis y que según el Plan Diocesano de Pastoral tiene como objetivo «facilitar encuentros fraternos»– acudieron este miércoles al programa Entre Nosotras, que emite Cope León en colaboración con La Nueva Crónica. En él explicaron cuál es la labor de esta delegación y, aprovechando la cercanía del día de San Froilán, pidieron un deseo al santo. «San Froilán es una celebración en la que participa mucha gente y es un momento de convivencia grande que tendríamos que aprovechar porque la alegría es parte de la vida cristiana y sin alegría no podríamos hacer nada», explicó María Jesús Carro. Mientras, Juan José Andrés destacó que «a lo mejor es San Froilán el que nos tira a nosotros de la nariz o de las orejas», al tiempo que reconoció que «en la diócesis nos encomendamos mucho a él, porque en este territorio y en esta zona hay mucho por hacer».

Respecto a qué significa ser delegados de Comunión Fraterna, María Jesús Carro apuntó que es «una responsabilidad más en la misión que tenemos asignada, un compromiso». Por su parte, Juan José Andrés advirtió que «esas dos palabras clave», Comunión Fraterna, «tendrían que ser el motor de todas las demás acciones de las otras dos delegaciones de la diócesis» y que el objetivo es «crear lazos, vínculos, relación y hacer un trabajo conjunto, de fraternidad, de hermanos». El equipo de la delegación está compuesto por unas quince personas diferentes que se reúnen alrededor de una mesa redonda, «sin cabeceras», en la que se sienten «iguales» y comparten «desde el interior» mientras se van conociendo «dentro de un sentido de oración». «Hemos llegado a formar un equipo que vale la pena», resumió la hermana apoyada en el sacerdote Juan José Andrés, que remarcó que «es una experiencia muy interesante».

En el grupo hay una religiosa monástica, otra de vida activa, sacerdotes, un religiosos capuchino, tres matrimonios... y las reuniones se llevan a cabo una vez al mes, el tercer miércoles, con una duración aproximada de una hora. Hace algo más de dos años que se realizan y durante este tiempo lo que han hecho ha sido «compartir, escucharnos en un tono de calma, sin prisa» y reflexionar sobre lo que significa Comunión Fraterna, «cómo resuena en nosotros, qué imagen tenemos de ella o cómo la estamos viviendo». La idea, advirtieron, es ser «germen», un «equipo que dinamiza» y extender esta experiencia a más lugares, aunque reconocieron que «quizá este año nos toque aterrizar esta experiencia que estamos teniendo estas 15 personas mensualmente». Respecto a si el grupo ha crecido o buscan ampliarlo, apuntaron que «está estable, aunque se va renovando». «Hasta ahora ahí se mantiene, otra cosa es que esa experiencia se vaya extendiendo como una mancha de aceite a otros equipos, grupos o delegaciones».

En este mes de octubre se organizarán las jornadas de diálogo interreligioso que ambos han descrito como «una idea bonita» para trabajar, «ponernos a tono y descubrir que hay otras realidades, otros modos de expresar la fe incluso más allá de la confesión cristiana». En esta ocasión, tercer año que se celebran, habrá «una comunicación o ponencia más sentada, que ayuda en la reflexión; otro momento de oración conjunta desde las distintas realidades o expresiones de fe, desde el respeto y mirando cada uno lo que cree que ayuda a construir la fraternidad en el mundo y también música», explicó Juan José Andrés.

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