Un proyecto de investigación iniciado en 2024 por Redeia, matriz de Red Eléctrica, y la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ) en colaboración con el Instituto de Investigación de Recursos Cinegéticos (IREC-CSIC), ha desvelado la existencia de mosquitos potencialmente transmisores de fiebre del Nilo o gripe aviar, dos de las enfermedades "más letales" para la fauna, en Picos de Europa.
Sin embargo, es importante señalar que las muestras recogidas hasta ahora "no han hallado ningún portador" de estos principales patógenos que podrían comprometer la salud de la avifauna en la zona.
Según ha informado Redeia en nota de prensa, es la primera vez que se pone en marcha una estación de seguimiento biológico en un ambiente de la montaña atlántica con carácter permanente. Los resultados recogidos en esta estación durante el primer semestre evidencian la presencia de las cuatro clases más importantes de vectores de enfermedades: mosquitos, moscas negras, jejenes e incluso flebótomos. Entre ellos "preocupa especialmente" la presencia de mosquitos del género 'Cúlex', principal vector del virus 'West Nile', causante de la 'fiebre del Nilo'.
La doctora veterinaria del IREC-CSIC, Úrsula Höfle, ha explicado que aún hacen falta "muchos días y muchas campañas de captura", pero los investigadores esperan poder contar en el futuro con datos suficientes para predecir los periodos de mayor riesgo, con el fin de implantar, si se considera necesario, medidas de protección como la vacunación o el uso de tela mosquitera en instalaciones dedicadas a la liberación de nuevos ejemplares.
Los primeros meses de investigación han permitido observar que en la zona de Picos de Europa se han capturado menor cantidad de ejemplares de mosquitos y vectores hematófagos en comparación con el mismo periodo de capturas en lugares a similar altura en el Pirineo en el marco de otras investigaciones.
Esto se debe, según los investigadores, a la mayor variabilidad del clima atlántico, propio de la región de la Sierra del Cuera y de Picos de Europa, que es menos favorable para el desarrollo de densas poblaciones de mosquitos que el clima mediterráneo, característico en Pirineos, donde la población de quebrantahuesos está más asentada.