De amigo de los transeúntes a universitario de ochenta años

José Luis Alonso fue durante décadas la cara visible del Hogar del Transeúnte y el periódico Transeúntes. Con 81 años, vive en Madrid, se dedica a los mayores y en el tiempo libre acude a la Universidad

02/06/2024
 Actualizado a 02/06/2024
Un descanso en su diario recorrido para ver a los sintecho. | MAURICIO PEÑA
Un descanso en su diario recorrido para ver a los sintecho. | MAURICIO PEÑA

Es difícil olvidar a un personaje como José Luis Alonso, el hermano José Luis, porque es difícil conocer a un personaje más entregado a la causa de los desfavorecidos, de los más desfavorecidos, los del último escalón de la pobreza.

Y es difícil encontrarte con una biografía como la suya.

Nació en León (en Carbajal de Fuentes) en 1943 y regresó a su tierra en los ochenta para entregarse a los sin techo de esta ciudad, a los transeúntes y todas sus variantes (chupanos, carrilanos, vagabundos...) desde el Hogar del Transeúnte. Aún es recordado uno de sus ‘inventos’, el periódico Transeúntes, que vendían aquellos que le daban nombre bien aleccionados por José Luis: «Se ofrece el periódico, no se insiste, jamás se contesta mal...».

- ¿Qué buscabas?
- Lo que busco siempre, dignidad. Y no hay mayor dignidad para una persona que un trabajo digno, y vender este periódico lo es. 

Lo era. Tenían un trabajo al que, por ejemplo, no se podía acudir si bebías una gota de alcohol y que ofrecían por las calles. Lo tenían porque, por desgracia, a alguna autoridad no le parecía buena imagen para la ciudad... y se rompió la cuerda por el más débil, porque «colaboraciones para seguir sacando números nos sobraban, muchísimos  escritores se han volcado con nosotros con absoluta generosidad», explicaba al dar cuenta de un cierre que no parecía sacarle de su habitual calma. Y es que el bagaje que traía cuando regresó a su León no era como para asustarse por cualquier cosa.  Venía de vivir historias muy duras en Argentina y Bolivia. «Salí de León con 14 años y recorrí medio mundo. Primero estudié en Roma (es licenciado Teología, Filosofía, Enfermería) y durante los veranos viajé por toda Europa, hasta que fui enviado a trabajar en Argentina, a esos lugares marginales y pobres que ellos llaman Villas miserias. Era muy duro lo que encontré en aquel distrito al que fui, Morón. Muchas casi niñas, adolescentes de doce o trece años. Eran obligadas a prostituirse y un sacerdote navarro, al que después hicieron obispo, y yo tratábamos de sacar a aquellas niñas de esa esclavitud. Eso no gustó nada a las mafias que las explotaban». Y la consecuencia es que tuvo que huir en la noche para no ser asesinado. En Bolivia trabajó con alcohólicos y enganchados  a la droga, a su regreso a España con deficientes mentales en varias ciudades y en los 80... a León. «Un sueño para mí, que había salido de aquí 30 años antes». 

Los sin techo supieron de su dedicación y aquellas visitas cada amanecer para ver cómo estaban, los transeúntes  llamaban a su puerta...

El siguiente destino fue Madrid. Allí está, sin olvidar a León, trabajando con ancianos... y estudiando.

- Si ya tienes no sé cuántas carreras.
- No se trata de carreras, ni de títulos, me he matriculado en Historia pero los profesores ya saben que solo voy para aprender, por el placer de saber... ahora que tengo algo de tiempo.  

Siempre un tipo muy especial.

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