Ana García de Paz: "El nombre Ezequiel pesa toneladas, es un orgullo traerlo a Madrid"

La joven ha llevado a Madrid el sello Ezequiel, del que es la cuarta generación, se muestra ilusionada con la excelente acogida para su bar de tapas, "de momento más pequeño que lo de León pero con su filosofía"

30/03/2025
 Actualizado a 30/03/2025
Ana García de Paz con un plato de embutidos de Ezequiel, que ha llevado a Madrid al bar de tapas y también vende en la pequeña tienda. | L. PASTORIZA
Ana García de Paz con un plato de embutidos de Ezequiel, que ha llevado a Madrid al bar de tapas y también vende en la pequeña tienda. | L. PASTORIZA

Siempre tuvo Anina (por ese nombre la conocen todos en la Tercia) una doble mirada, local y universal. Excelente estudiante desde el cole de su pueblo a la Universidad aprovechaba el merecido descanso estival para recorrer la comarca con su bici, ir a las fiestas, ser de Villamanín, con ganarse la presencia en la famosa Ruta Quetzal y recorrer medio mundo. La universitaria Ana paseaba por Madrid, con los sueños de su carrera y sus primeros trabajos, pero cuando veía algunos bares especiales se quedaba paralizada, le salía el gen de la cuarta generación de la sangre Ezequiel y pensaba lo que ella haría con uno así... "Por una parte era consciente de que, como ocurre siempre con los padres, quizás no fuera lo que ellos querían para mí cuando me fui a estudiar, pero a mí me tiraba la tradición familiar. En los cuatro años que había vivido en Madrid siempre me rondaba la idea, pero no me atreví a dar el paso, por miedo o falta de valentía, pero siempre he tenido esa vena hostelera; cuando volvía a Villamanín y trabajaba en el restaurante, siempre andaba por ahí la idea. Cada vez que pasaba por un local o veía algo parecido a lo que yo tenía en mente me generaba un sentimiento como de envidia, de ganas de hacerlo… pero ¡qué miedo! Fue al llegar a la treintena cuando dije: o lo hago ahora o no lo hago. Encontré este sitio, pequeño, para lo que yo quería y me lancé, aquí estamos".

"Siempre tuve en la cabeza la idea, ese gen hostelero de la familia, pero me daba miedo. Cuando cumplí la treintena pensé ‘o lo hago ahora o nunca’, y me lancé, aquí estoy"

"Aquí estamos". Ya es una realidad desde hace un mes; en la calle Colón hay un rincón de León, un bar de tapas, con tienda de embutidos de Ezequiel, el sello de la casa de setenta años en la hostelería y un siglo en el mundo de los negocios sumando la sangre emprendedora del bisabuelo trashumante, el primer Ezequiel, de Viadangos. "Es una idea que estoy desarrollando desde aquí porque así lo he querido siempre pero con la mirada puesta en la familia, con sus concejos, su apoyo, pues aunque te he dicho que tal vez quisieran otra cosa, pero era una espinita que tenía clavada, lo tenía que intentar y estoy segura de que están orgullosos de que lo haga. En ello estoy, ilusionada, feliz".

- Tú en Madrid, pero sin renunciar al legado familiar.

- Por supuesto. El legado familiar lo siento, el espíritu que me lleva al negocio es la sangre de la familia.

- ¿Un legado que pesa mucho?

- Uff. Me pesa toneladas en cada pie por lo que supone el nombre y a su vez me obliga a hacerlo bien, aunque solo llegue al 0,001 % de lo que mis padres han levantado en Villamanín, en León, ya sería un logro.

"Estoy sorprendida de la cantidad de leoneses que pasan por el bar y me emociona; es como si encontraran un trocito de León en Madrid, un lugar que les trae recuerdos, vivencias"

 

Y al hablar de lo que sus padres —Ziqui y Ana— han montado en tierras leonesas aclara que lo que han creado en Madrid es diferente... al menos en principio, pues Ana no cierra puertas. "El futuro de Ezequiel Madrid está muy abierto, he comenzado con un bar de tapas y tienda de embutidos de ‘la casa’, pequeño, manejable. Hay gente que le extraña cuando viene por comparación con los Ezequiel de Villamanín y León, pero mi idea inicial es hacerlo bien, buscar que la gente vuelva, que marchen contentos y trasmitirles algo de la esencia de León, de Villamanín, de mis raíces, de Ezequiel. Y después… ya se verá. Es verdad que algunos comparan y no es eso, somos otra cosa". 

Otra cosa que ya está en marcha, que ha sorprendido a la propia Ana García de Paz ‘la fama y el gancho’ de la marca, de la firma Ezequiel, pues "están pasando muchos leoneses cada día, muchísimos, y sinceramente me emocionan, me hace una ilusión tremenda cuando me lo dicen o, en algunos casos, les conozco. Siento el cariño y el sentimiento que les trasmite la marca familiar a los leoneses en Madrid, un cariño que ya sabes que se acrecienta cuando estás lejos. Es como si encontraran un trocito de León en esta capital, un lugar que les trae recuerdos y vivencias. Después está la tapa, algo tan leonés, y también tengo muchos vinos de León y, por supuesto, nuestros embutidos. Mucha cultura gastronómica leonesa, por así decirlo".

Solo le pone un pero a estos inicios ilusionantes, el no poder estar en Villamanín tanto tiempo como le gustaría. "Madrid tiene muchas cosas, pero siempre añoras donde naciste, donde creciste, la familia y el no poder volver tanto como quisieras te alimenta esa nostalgia, te entran más ganas. Sueño con volver, darme un paseo en bici hasta Rodiezmo, tomar un vino en el bar… a ver si en verano puedo escapar. E ir a las fiestas de los pueblos, por supuesto".

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