Antaño de paso, hoy para quedarse

La Cepeda es la comarca más meridional de Cuatro Valles con grandes atractivos turísticos

L.N.C.
12/06/2020
 Actualizado a 12/06/2020
Las Miédolas, uno de los parajes más peculiares y con más historia de La Cepeda. | L.N.C.
Las Miédolas, uno de los parajes más peculiares y con más historia de La Cepeda. | L.N.C.
La Cepeda, la más meridional de las comarcas que conforman Cuatro Valles, está integrada por los municipios de Magaz de Cepeda, Villamejil, Quintana del Castillo y Villagatón-Brañuelas. Los dos primeros constituyen la denominada Cepeda Baja, mientras que La Cepeda Alta la componen Quintana del Castillo y Villagatón-Brañuelas. Lugar tradicional de paso, La Cepeda se sitúa en la encrucijada de cuatro comarcas: Omaña al norte, La Maragatería al sur, el Órbigo al este y El Bierzo al oeste. Todas tintan a los pueblos colindantes con sus costumbres, maneras y paisajes; sin embargo, es en este crisol, donde La Cepeda ha encontrado su diferencia y originalidad.

Lugar tradicional de paso, La Cepeda se sitúa en la encrucijada de cuatro comarcas: Omaña al norte, La Maragatería al sur, el Órbigo al este y El Bierzo al oeste. Todas tintan a los pueblos colindantes con sus costumbres, maneras y paisajes; sin embargo, es en este crisol, donde La Cepeda ha encontrado su diferencia y originalidad.

Durante años, la obtención de carbón a partir de las retorcidas raíces de los brezos, llamadas cepos (de dónde posiblemente la comarca adquiere su nombre) o tuérganos, fue una de las principales actividades económicas de la comarca. De la planta se aprovechaba prácticamente todo: con las raíces se elaboraba carbón y las ramas se ataban en manojos formando fejes; ambos eran utilizados como combustible para hogares y cocinas por su elevado poder calorífico.

Junto a la paja, los cereales y el carbón, las patatas cepedanas se cargaban tradicionalmente en las estaciones de Vega de Magaz, Porqueros o Brañuelas con destino a Galicia. Convertidas ahora en apeaderos, desde finales del XIX y hasta bien entrado el S. XX, estas estaciones contemplaron el trasiego de viajeros y mercancías.

El esplendor comercial de la comarca se manifestó de forma especial también en el tradicional mercado que, desde 1930 y hasta 1970, se celebraba en lunes alternos en Sueros de Cepeda. Ganados, mercancías, mercaderes y comerciantes, compradores y curiosos, ocupaban la plaza que guarda en sus soportales los ecos de trueques y conroblas.

Las rutas jacobeas tienen también presencia e impronta en esta comarca. El conocido como Camino de Santiago o Camino Francés, en la actualidad la ruta más transitada para arribar a Compostela, ya aparece descrito en el Códice Calixtino, que refiere el acceso al Bierzo por Rabanal y Foncebadón. Los otros dos pasos al Bierzo, a través del puerto de Manzanal y a través de Cerezal de Tremor, también fueron utilizados como ruta de peregrinación para alcanzar la meta compostelana.

Estas dos vías, hoy en renovación y actualización, son desconocidas por gran parte de los actuales peregrinos que atraviesan La Cepeda. El paso por el puerto de Manzanal ya fue descrito por el monje alemán Hermann Küning, quien peregrinó desde Centroeuropa en torno a 1495. La otra variante del Camino de Santiago que cruza La Cepeda, es el conocido como Camino de La Cepeda o de La Cerezal y atraviesa el territorio de este a oeste. Entre los viajeros que debieron escoger este camino en su peregrinación a la tumba del apóstol Santiago, parece encontrarse San Francisco de Asís. Hoy prácticamente olvidada, la historia de estos dos caminos a Santiago devuelve a la comarca un pasado de trasiego y peregrinaje que vinculaba a estos territorios con el resto del orbe conocido. Las desgastadas piedras que atestiguan este capítulo de la historia, se diluyen ahora en los muros de arcaicas construcciones.

Lo más leído