Antonio Turiel: "Se está ganando tiempo para que surja un milagro o la gente se acostumbre a no usar el coche"

El físico leonés del Csic critica la gestión de la crisis del diésel

D.L. Mirantes
07/01/2019
 Actualizado a 19/09/2019
entrevista-1-6119.jpg
entrevista-1-6119.jpg
Antonio Turiel (León, 1970) comenzó estudiando Físicas en Salamanca, pero la especialidad de Física Teórica la hizo en la Autónoma de Madrid, porque su vocación era ser físico teórico como 'Sheldon Cooper', bromea. Turiel había estudiado Matemáticas "porque quería ser un buen físico teórico", pero las teorías que se utilizaban no le convencían "porque eran modelos muy abstractos alejados de la realidad". "Tuve una crisis para ver qué hacía con mi vida", apunta. Luego empezó a hacer una tesis en Física Teórica, con el profesor Néstor Vargas, que trabajaba sobre neurocomputación, y todo cambió.

"Me dio el problema de intentar comprender como se adapta el cerebro visual de los mamíferos a la estadística de las imágenes naturales. Empecé a utilizar modelos de turbulencias, hice mis propios desarrollos y me gustó tanto que con eltiempo fui derivando hacia aplicaciones de meteorología y oceanografía y así, pasando por París, fue como llegué al Instituto de Ciencias del Mar", explica el científico leonés del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (Csic). Ya en el organismo público logró convencer a unos compañeros para trabajar sobre política energética "porque el gran problema es el tema de los hidrocarburos".

Vamos a disponer de mucha energía y tenemos tiempo de sobra para hacer las cosas bien y adaptarnosEsta trayectoria ha llevado a Antonio Turiel a convertirse en una de las vocesmás destacadas sobre la crisis del diésel y otros asuntos relacionados con la energía. Su particular discurso abarca varios campos, con especial crítica hacia la política y la economía. Es consciente de que su blog ‘The Oil Crash’ puede generar temores, pero no es apocalíptico. "No se puede mantener el tinglado tal y como está montado ahora mismo, pero no quiere decir que vayamos hacia una catástrofe", afirma.

Tanto en el blog como en las conferencias como la que el pasado viernes pronunció en la Fundación Sierra Pambley combina el rigor del método científico con un lenguaje lo más comprensible posible, aunque esto no sea siempre sencillo. De este modo, explica la crisis de los combustibles fósiles de la siguiente manera: "Es cierto queda mucho para que se acabe el petróleo, pero los problemas no comienzan cuando se acaba, comienzan cuando se alcanza el máximo de producción, al que ya hemos llegado. Sin embargo, nuestro sistema económico se basa en que todo crezca, outputs e imputs, por lo que si empieza a decaer y la energía no puede crecer se produce un problema muy serio. No obstante, si lo modificas y creas un sistema económico que no se base en la sociedad de consumo no tiene por qué haber problema. Vamos a disponer de mucha energía y tenemos tiempo de sobra para hacer las cosas bien y adaptarnos, pero tenemos que hacerlo".

Y no lo estamos haciendo.

En el caso del diésel, que Turiel estudia desde hace más de una década, "ya hace 10 años que la producción no crece mucho, en los últimos cuatro años ha permanecido estancada con tendencia a la baja y en el último año directamente ha descendido". Este nuevo horizonte plantea interrogantes para los que por el momento, según el físico, no hay respuestas acertadas. "Parece que se está intentando ganar tiempo para que aparezca un milagro o para que la gente se vaya acostumbrando a no utilizar el coche, en vez de reconocer que hay un problema con el diésel". Para Turiel, "esta estatregia es peligrosa porque la gente ve que son excusas y se cabrea". Así, entroncando con la política y la economía, el investigador asegura que el auge de movimientos reaccionarios y de protesta tiene mucho que ver con esta falta de respuestas.Estos nuevos actores son Donald Trump, Vox o los chalecos amarillos de Francia. Ciudadanos que sienten que el contrato social se debilita porque una parte no está respetando los términos. "Esto se ha manifestado, en primer lugar, en el diésel porque necesita cadenas más largas –es decir, no hay tantas alternativas para su producción–. Y delante de este problema, que se veía venir, los Gobierno están negando que existe el problema y meten impuestos, reducen la velocidad máxima en las carreteras convencionales y, en general, se demoniza el diésel porque contamina, que es verdad, pero no es la principal fuente ni de óxido nitroso ni de partículas pequeñas… pero como conviene retirar coches del mercado...".


Estas políticas, que para Turiel perjudican claramente las clases medias y bajas, están condicionadas por las relaciones entre los poderes. Por ejemplo, "la legislación actual como la Ley de Cambio Climático tiene unas lagunas enormes por no pisar los callos a alguien y al final falta decisión, claridad".

A la lucha de poderes se suma la falta de los centros decisores de conocimientos técnicos que permitan plantear opciones viables.

¿Qué es lo que hace que se vean como utópicas las diferentes alternativas que se pueden plantear?En relación al transporte y la movilidad, Turiel rechaza que el coche eléctrico o los biocombustibles sean una alternativa. En el primer caso, los problemas para crear una red de recarga eficiente son evidentes, ya que el 80% de los coches ‘duermen’ en la calle y no está claro donde se podrían recargar. Además, las baterías también presentan problemas de abastecimiento de materiales y medioambientales. En el segundo caso, "aunque se destinase todo el grano de cereal del mundo se cubriría solo el 15% de la demanda y no podríamos comer".

Frente a ello Turiel propone soluciones como el pequeños vehículo eléctrico individual en las grandes ciudades, más transporte de mercancías en tren,compartir desplazamientos o más transporte público. Según Turiel, también sería viable utilizar biocombustibles para vehículos de emergencias o desplazamientos de proximidad derivados de rutas fijas de vehículos asociados a una catenaria. Todo ello debería estar regido por una mayor planificación, según el físico, que confía en que se pueda encontrar una salida que evite el colapso, aunque no estará exenta de dolor.

"Al final ¿qué es lo que hace que se vean como utópicas las diferentes alternativas que se pueden plantear? El momento en el que entran en conflicto con el poder económico", afirma Turiel. Pese a ello, el físico leonés se muestra convencido de que "todos sabemos qué tenemos que hacer, otra cosa es que no nos apetezca hacerlo. Hay formas de hacer frente al problema, pero no cerrando los ojos".
Lo más leído