Una apuesta por la sororidad para convertir promesas en referentes

La Fundación Asti potencia las vocaciones Stem en jóvenes en la Universidad de León con el fin de combatir la brecha de género

13/01/2025
 Actualizado a 13/01/2025
Foto de familia de la inauguración de la séptima edición del programa ‘Stem Talent Girl’ en León el pasado mes de diciembre. L.N.C.
Foto de familia de la inauguración de la séptima edición del programa ‘Stem Talent Girl’ en León el pasado mes de diciembre. L.N.C.

Hablar de feminismo se ha convertido en un tema espinoso a causa de haber pasado por las manos de los intereses políticos. En un ejercicio de autocontrol y siendo lo más pragmáticos posibles, el feminismo no busca más que la igualdad real entre los hombres y mujeres; las mismas oportunidades entre ambos y que las opiniones sean tan válidas en un lado como en el otro. Y eso implica abrir el camino para las nuevas generaciones de mujeres que se han visto a lo largo de la historia invisibilizadas a causa de la predominancia masculina.

Programas como los de la Fundación Asti con Stem tratan de combatir esa brecha de género que se padece en ciertos ámbito académicos entre las niñas y los niños. La encargada de las relaciones institucionales de la organización, Lucía López Calvo, explica los dos ejes centrales en los que se apoyan en colaboración con la Universidad de León (ULE) y demás administraciones de las nueve provincias. «Nos enfocamos en dos vertientes: la de robótica, en la que trabajamos desde edades muy tempranas; y en la de género, a través de los programas ‘Stem Talent Girl’, que está destinada a niñas desde 3º de la ESO hasta que realizan sus estudios universitarios». López narra el caso de la joven berciana María García, una estudiante de Aeronáutica de la Universidad de León. «Valoro el programa muy positivamente, he aprendido un montón y he tenido la oportunidad de realizar dos proyectos de investigación dirigidos por mentoras  del programa», declaraba María hace apenas unos meses. También en León se dio el caso en el que una mentora, Lola Rebollo, acabase decidiendo invertir en la ‘Start-Up’ que creó su alumna. «Es una manera de cerrar el círculo. El programa pretende que cada vez haya más niñas dispuestas, al menos, a recibir información sobre su futuro académico, sin obligar a ninguna a estudiar una rama determinada», añade la representante de Asti.

«Las mujeres nos hemos ido abriendo paso también porque es nuestra responsabilidad. El tema de seguridad vial, por ejemplo, está muy copado por los hombres. Los estudios de seguridad y los protocolos con los ‘dummies’ para los accidentes de tráfico están pensados para ellos, con la estatura media y el peso medio de un hombre. Tenemos que dar un paso adelante y decir ‘yo quiero dedicarme a esto’. Una vez que lo hagamos se realizarán estudios de tráfico que tengan en cuanta a las mujeres y los niños», reivindica López.

En este aspecto, subraya el camino que han abierto desde la Fundación Asti y lo argumenta con las 600 mentoras que forman parte del programa Stem y que acaban convirtiéndose en un referente para las jóvenes. «Son las niñas las que eligen a sus mentoras a través de unos currículos muy amenos para que todas lo entiendan y puedan proyectarse en ellas. Estas mujeres se convierten en unos referentes que acompañan a las niñas no solamente en la parte académica, sino también en lo personal, preguntando qué quieren estudiar, qué materias les interesan más, haciéndoles saber que no pasa nada por no ser un ‘cerebrito’ o por no sacar las mejores notas en todo. Marcarles la pauta de la forma más humana y personal posible para que no se queden por el camino, porque somos tan autoexigentes que si no somos las mejores, nosotras mismas nos retiramos», lamenta.

Un programa colaborativo

En el ecosistema del programa Stem participan diferentes entidades, desde la Administración a través de colaboraciones con la Junta de Castilla y León, que es el principal sponsor; pasando por los centros educativos, que cumplen una función de altavoz para difundir la iniciativa y motivar a los niños y niñas a participar; también por las empresas con actividades y patrocinio; y finalmente con las mentoras, mujeres que de manera altruista dedican una parte de su tiempo a dar seguimiento a todas sus alumnas. La Fundación Asti se originó en Burgos y a día de hoy ya está implantada en todas las provincias de Castilla y León. También tiene sede ‘online’ en Madrid y, desde septiembre, cuenta con nuevas delegaciones en Málaga, Valencia y Zaragoza.

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