¿Aún vive el gran patriarca, Sabino Ordás?

El sabio de Ardón, y su maestro, le llamaban sus discípulos José María Merino, Juan Pedro Aparicio y Luis Mateo Diez, que no le dan por muerto aunque debería cumplir los 120 años

19/05/2024
 Actualizado a 19/05/2024
Ordás en una de sus escasísimas apariciones con dos de sus ilustres alumnos, Aparicio y Luis Mateo. | M. MARCOS
Ordás en una de sus escasísimas apariciones con dos de sus ilustres alumnos, Aparicio y Luis Mateo. | M. MARCOS

En plena Feria del Libro y con evidente protagonismo de José María Merino, pregonero de la edición; Luis Mateo Diez, no hace falta explicarlo; y Juan Pedro Aparicio, que este lunes mismo presenta un libro... es imposible que no surja la pregunta de "¿qué ha sido de Sabino Ordás?", el sabio de Ardón, profesor que regresaba de su exilio republicano, y que cobijaba a estos tres grandes de nuestra literatura bajo su paraguas cuando extendía sus teorías en sus escritos, fundamentalmente en las páginas del Pueblo ‘de la época’, en la que era habitual colaborador. 
 
Eran los tiempos en los que desembarcaron con tanta fuerza como recelos los escritores leoneses en Madrid; aquellos a los que unos con cariño (Juancho Armas Marcelo) llamaban la Cultural Leonesa; y otros con incredulidad ‘la mafia de León’. 

Y allí apareció Sabino Ordás. Una figura apócrifa creada por los tres citados, al que iban dotando de contenido paso a paso. Exiliado, republicano, sabio de Ardón allí donde nació la Nodicia de Kesos, profesor, poco dado a la presencia pública, maestro incuestionable y que ya abogaba, en los años 80, por una "autonomía diferenciada para León". Dámaso Santos, que también alimentó la figura de Don Sabino escribió de él que era una especie de "cascarrabias paseando por las soledades de Ardón". Se sucedieron los estudios, los libros sobre Ordás y sus tres creadores. Fundamentales son los trabajos de Asunción Castro, quien llegó a calcular la edad de Ordás, que hoy tendría 120 años. Ella explica el doble juego del sabio: "La génesis del apócrifo, genera un complejo juego entre realidad y ficción por el cual el apócrifo, no conforme con su entidad fabulada, se sirve de distintos mecanismos para asentarse en la realidad y suplantarla". Hasta el punto que en alguna ocasión un actor amigo ejerció de Sabino Ordás en alguna reunión.
- ¿Y ha muerto?
- No, que sepamos; suele decir Juan Pedro Aparicio, que es quien más veces recurre a su magisterio. Según va creciendo la figura de los tres escritores se va difuminando la del maestro, que nunca llega a desaparecer y reaparece, por ejemplo, con casos como el reciente de Carmen Mola. 

Merino y Mateo cuando les preguntan por el ‘maestro’ de Ardón sonríen recordando el juego. A Aparicio le preguntaron en una presentación si no había muerto cómo no aparecía entre los más ancianos del país. "Un sabio no muere mientras su magisterio viva en otros".  

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