Autobuses con parches y cinta americana en Ponferrada

El contrato del servicio de Transporte Urbano de Ponferrada (TUP) se ha convertido en el cuento de nunca acabar. Tres equipos de Gobierno han pasado por el Ayuntamiento de la capital berciana desde que el contrato expirase allá por 2012 y la situación sigue siendo la misma: el contrato sigue prorrogado y las arcas públicas costean año tras año un déficit de explotación que, por ejemplo, el año pasado ascendió hasta los 1,8 millones de euros.

Pese al alto coste de una prórroga alegal, la situación de la flota de vehículos del servicio es preocupante. Pese a que en el último mes la ciudad ha contado con un autobús híbrido en pruebas para reforzar la línea circular, que contaba con un solo vehículo, el servicio se encuentra bajo mínimos y el estado de alguno de los autocares es precario.

De hecho, la imagen de la defensa delantera de un autobús de la capital berciana sujetada con cinta americana ha provocado la indignación de vecinos y fuerzas políticas.

Podemos se hizo eco de un vídeo compartido por redes sociales y denunció el «nefasto estado» en el que circulan los vehículos del servicio, asegurando que urge «un Ayuntamiento que esté al servicio de la gente».

La situación del servicio y las incógnitas que presenta su futuro no solo afectan a los vecinos, también a una plantilla, que el pasado mes de noviembre ya amenazó con iniciar una huelga indefinida que finalmente no se produjo tras poder liberar el montante para abonar las nóminas.

Entonces la alcaldesa, Gloria Fernández Merayo, aseguró que aquel movimiento permitía la resolución de los problemas a corto plazo y que «en seis meses podría haber serios problemas para pagar las facturas», un plazo que finalizará en mayo, en plena campaña electoral y con las elecciones a la vuelta de la esquina.