Actualmente la Unión Europea estima que en torno al 24% de su consumo eléctrico, podría ser cubierto por instalaciones fotovoltaicas de autoconsumo en cubiertas y tejados en los próximos años. Para alcanzar esos objetivos, es imprescindible la implicación del sector inmobiliario, que debería incorporar en todos sus activos, donde fuera viable, sistemas de autoconsumo. Son múltiples las ventajas que proporciona en este sector, pues entre otras, reduce el coste energético de los inmuebles ya que, una vez amortizada la instalación, cubrirán parte de su consumo eléctrico por una electricidad limpia, renovable y autogenerada a coste prácticamente cero. Esto permite incrementar la independencia del consumidor, desacoplando parte de su consumo de la inestabilidad del mercado eléctrico. Además de contribuir a la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero.
El modelo de generación distribuida frente a la generación centralizada, permite tener la electricidad que se consume donde se produce, incrementando la eficiencia de todo el proceso, al eliminarse la pérdidas por transporte y la descarga de una red, de por sí ya muy saturada. Esta generación distribuida pone al consumidor en el centro del modelo, convirtiéndole también en generador al poder gestionar activamente su propia demanda y responsabilizarse de cómo generan y consumen su propia energía.
En todo esto, es preciso destacar el bajo periodo del retorno de la inversión que supone una instalación de autoconsumo fotovoltaico, que dependerá, principalmente, del coste que tenga cada edificio del kWh del consumo diario y de las horas de sol en la zona donde se ubica la instalación. Teniendo esto en cuenta, podemos concluir que habrá instalaciones que se amortizan en tan solo cuatro años, pero los expertos recomiendan realizar previamente un estudio técnico-económico de dimensionado y diseño del autoconsumo, para obtener la mayor rentabilidad energética y económica de la instalación.
Sergio Espatolero, director técnico de IASOL, afirma que «el sector inmobiliario debe encaminarse hacia la promoción de activos verdes, donde su consumo energético o al menos parte del mismo venga cubierto por energías renovables. Por ello, es necesario que las empresas implementen planes de descarbonización de sus consumos energéticos, pues nos encontramos en un momento óptimo, donde los costes de la energía se mantienen altos y la implementación de fuentes de energía limpias ha incrementado su rentabilidad. Esto nos permite reducir nuestras emisiones de CO2 y nuestra huella de carbono, en el caso del autoconsumo fotovoltaico, pues producimos energía con fuentes limpias donde la consumimos».