La balsa de Santa Cristina del Páramo cuenta con más de 2.000 aves acuáticas

La Consejería de Medio Ambiente prevé actualizar este mes de enero el censo de biodiversidad de los humedales de Castilla y León

18/01/2025
 Actualizado a 18/01/2025
Imagen de archivo de unas aves acuáticas en un humedal de León. | MAURICIO PEÑA
Imagen de archivo de unas aves acuáticas en un humedal de León. | MAURICIO PEÑA

La Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio realizará este mes de enero el censo de aves acuáticas invernantes en zonas húmedas en Castilla y León, que se lleva a cabo anualmente por estas fechas, periodo en el que muchas especies se congregan en enclaves concretos, por lo que su recuento es más sencillo y fiable que en otras épocas del año, y que se desarrolla en todos los continentes. Las fechas establecidas para el año 2025 son entre el 10 y el 20 de enero, siendo prioritarios este fin de semana.

Esta iniciativa, promovida desde el año 1967 por la organización Wetlands International, se coordina en Castilla y León a través de la Consejería, dentro del Plan de Monitorización del Estado de Conservación de la Biodiversidad en Castilla y León. Durante el seguimiento realizado en 2024 participaron más de 275 personas entre agentes medioambientales, celadores de Medio Ambiente y técnicos de los Servicios Territoriales de Medio Ambiente, junto con el apoyo de personal técnico de la Fundación del Patrimonio Natural.

Un total de 77.700 aves acuáticas pertenecientes a 57 especies invernaron en las 441 localidades muestreadas en el anterior censo realizado durante enero de 2024, aproximadamente un 15,6 por ciento del número medio de ejemplares detectados en los últimos doce años (67.188 aves para el periodo 2013-2024).

Este seguimiento anual permite obtener una imagen fija de cada una de las especies y poblaciones de aves acuáticas a nivel autonómico, y contribuye a revelar la importancia que tienen las diferentes zonas húmedas de la Comunidad para la invernada de aves acuáticas.

El aspecto más relevante de este programa es su capacidad para proporcionar tendencias de poblaciones de aves a medio y largo plazo, mediante la recogida de datos de forma estandarizada y periódica: recuentos efectuados con la misma metodología y en los mismos sitios cada año. De esta forma, se dispone de información sobre la evolución de las poblaciones de aves acuáticas y su estado de conservación, así como su distribución, teniendo en cuenta que esta información es crucial para su gestión y conservación.

Valoración de humedales

Además, los censos de aves acuáticas invernantes se han convertido en un instrumento fundamental para el conocimiento y valoración de sus hábitats, los humedales, que son objeto de atención preferente por su fragilidad y singularidad. Por último, este tipo de datos son necesarios para informar acerca del cumplimiento por parte de España de compromisos internacionales, tales como la Directiva relativa a la conservación de las aves silvestres y el Acuerdo sobre la conservación de las Aves Acuáticas Migratorias Afroeuroasiáticas (AEWA) del Convenio de Bonn, al tiempo que permite disponer de información aplicable a los compromisos estatales de seguimiento de especies incluidas en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y nutrir de información al Inventario Español del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad.

Las principales zonas húmedas por provincia donde se concentraron casi la mitad de los ejemplares detectados fueron las lagunas de Villafáfila (Zamora) con 17.612 aves, las lagunas de La Nava, Boada y Pedraza en Tierra de Campos (Palencia) con 7.195 aves, el azud de Riolobos (Salamanca) con 7.139 aves, la laguna del Hoyo (El Oso) (Ávila) con 3.305 aves, el embalse del Ebro (Burgos) con 3.240 aves, la balsa de Santa Cristina (León) con 2.182 aves, la laguna de la Iglesia (Segovia) con 794, el embalse de Cuerda del Pozo (Soria) con 490 aves y la balsa de Villalón de Campos (Valladolid) con 440 aves.

Por especies, el ánade azulón (24.190 ejemplares), la avefría europea (14.429 ejemplares), la cerceta común (6.741 ejemplares), el chorlito dorado europeo (5.092 ejemplares), el cuchara común (3.320 ejemplares), la gaviota sombría (2.817 ejemplares), la grulla común (2.309 ejemplares) y el ánsar común (1.967 ejemplares) fueron las especies más abundantes con el 81 por ciento de los ejemplares detectados. Además, se detectaron especies más escasas durante el periodo invernal a nivel autonómico como el colimbo grande (un ejemplar), la barnacla cariblanca (un ejemplar) o el flamenco común (dos ejemplares).

El análisis de la tendencia general de la población invernante de aves acuáticas en la comunidad es negativo en los últimos años. En el territorio de Castilla y León se concentraban más de 100.000 aves acuáticas invernantes hasta el año 2011, pero estos valores han ido en descenso hasta llegar a menos de 60.000 ejemplares en el censo realizado en el año 2022. Este fuerte descenso está motivado principalmente por la reducción de la población invernante de ánsar común que ha pasado de un máximo de 65.823 ejemplares en el año 2006 a 1.967 aves en el censo realizado el año pasado, que supone una reducción del 97 por ciento en el número de ejemplares invernantes de esta especie en Castilla y León. 

Menos ánsares y porrones

Este descenso en el tamaño poblacional es debido a que han acortado sus desplazamientos migratorios y actualmente, sus zonas de invernada se localizan en áreas el centro y norte de Europa, mucho más cercanas a sus zonas de reproducción. Otra especie que ha disminuido el número de efectivos invernantes es el porrón europeo, que en los últimos doce años ha pasado de 418 ejemplares a 121, un descenso del 71 por ciento. Mayoritariamente el contingente que llega a España de porrones invernantes proviene del norte, centro y este de Europa.

El descenso en las poblaciones invernantes podría estar determinado por la combinación de varios factores: pérdida de hábitat de reproducción en Europa y cambios en la gestión de los cultivos e intensificación agrícola. Sin embargo, hay otras especies que muestran una tendencia positiva en el número de ejemplares que pasan el invierno en la comunidad como son el tarro blanco, que ha pasado de 141 a 569 ejemplares (un incremento del 303 por ciento) o la garceta grande, que ha pasado de 21 a 120 ejemplares (un incremento del 471 por ciento) para el periodo 2013-2024.

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