José Luis Ulibarri, Diego Torres y, desde el pasado miércoles 25 de julio, el expresidente del Barcelona, Sandro Rosell, son ahora vecinos en las penitenciarías catalanas Brians 1 y Brians 2. Aunque estos centros están separados se encuentran relativamente cerca y a tan solo 40 kilómetros de Barcelona.
Diego Torres, condenado por el Tribunal Supremo a cinco años y ocho meses de cárcel por su implicación en el caso Nóos, fue el primero en entrar. El 18 de junio el exsocio de Iñaki Urdangarin ingresaba en Brians 2, un penal muchos más moderno que su predecesor e inaugurado en 2007 precisamente para aliviar la sobrepoblación de Brians 1. Torres es, desde entonces, uno de los 1.500 reclusos que ocupan el centro. Pero no es el único, Sandro Rosell, en prisión preventiva por un presunto blanqueo de 20 millones de euros además de organización criminal y el último de esta lista en entrar en la cárcel, será su vecino en el centro penitenciario. En él podrán disfrutar de «la amplitud de sus espacios, su luminosidad y el contacto de los edificios y los espacios al aire libre» o de las «amplias calles, ramblas y patios donde el interno puede hacer vida social», según la descripción que da el Departamento de Justicia de Cataluña.
Este penal está pensado para favorecer la integración con la población del entorno. Aunque Torres y Rosell no podrán salir a tomarse un café con leche si podrán participar en «las experiencias y actividades compartidas entre la población reclusa y los miembros de las comunidades más próximas». Si el aburrimiento les consume podrán entretenerse en la sala de estar, el patio o la biblioteca. También podrán formarse en las aulas de educación para adultos o incluso retocarse el cabello en la peluquería. Al expresidente del Fútbol Club Barcelona le gustarán especialmente las áreas destinadas al deporte como el gimnasio, el polideportivo cubierto y la piscina. Para comunicarse con sus seres queridos disponen de 40 locutorios, 30 salas habilitadas para las visitas familiares y otras tantas pensadas para las íntimas. Por último, si desean dedicarse a otros negocios a los que están habituados también podrán trabajar en «el servicio de restauración del centro» que «se convertirá también en un elemento más de reinserción sociolaboral, ya que la empresa que se hace cargo de la prestación incorporará a internos», según fuentes de la Generalitat de Cataluña.
Peor suerte quizá corre el empresario leonés José Luis Ulibarri, el segundo en internarse de esta lista. Entró en Brians 1 el pasado cinco de julio de forma preventiva por su implicación en la Operación Enredadera. Este penal abrió a principios de los 90 como un centro exclusivamente masculino, aunque en la actualidad cuenta también con reclusas femeninas. Según fuentes penitenciarias, se trata de una prisión pequeña y antigua que cuenta solo con 4 módulos y en torno a 200 internos por patio. Aún con todo también cuenta con espacios de ocio, esparcimiento y deportes. Ulibarri no podrá trabajar entre fogones como Torres o Rosell pero si podrá emplearse en el economato de la penitenciaría, donde puede ganar hasta 200 euros. Como ya adelantó este medio, Brians 1 es una cárcel no exenta de polémicas en la que los funcionarios han llegado a pedir la dimisión de su director, Josep Font. «Tienen muchas quejas de Brians 1, tanto los funcionarios como los presos», comenta un trabajador.
Brians 1 y 2, las penitenciarías catalanas de los famosos
Ambas cárceles son ahora el hogar de José Luis Ulibarri, Diego Torres y, desde el pasado 25 de julio, también de Sandro Rosell
29/07/2018
Actualizado a
18/09/2019
Lo más leído