"Cada vez hay más familias que están por debajo del umbral de la pobreza en León"

Entrevista a Aurora Baza, directora de Cáritas Diocesana

05/05/2024
 Actualizado a 05/05/2024
La directora de Cáritas Diocesana en León, Aurora Baza, durante la entrevista. | MAURICIO PEÑA
La directora de Cáritas Diocesana en León, Aurora Baza, durante la entrevista. | MAURICIO PEÑA

Estuvo más de dos décadas ligada a la política de la mano del PP tanto en León como en San Andrés del Rabanedo, aunque siempre volcada en los asuntos sociales y la relación con las entidades que ayudan a los que más lo necesitan. Y quizá por eso ha encajado perfectamente en la misión que le encomendó hace ocho meses el obispo de León, Luis Ángel de las Heras, para ponerse al frente de Cáritas Diocesana. Aurora Baza repasa ahora los proyectos que desarrolla la entidad y los problemas que detectan actualmente sus voluntarios en la sociedad leonesa.  

– Ya estaba usted vinculada a Cáritas desde hace tiempo, pero ¿qué balance hace de estos ocho meses que lleva al frente de la entidad? 
– Sí, pero no es lo mismo ser voluntaria de Cáritas Parroquial en San Francisco de la Vega que ser la máxima responsable de la gestión de Cáritas Diocesana. El balance es muy positivo, porque he visto la entrega de todas las personas que forman la familia de Cáritas. Y también he captado la implicación de la sociedad leonesa y de las empresas en la ayuda a las familias con una situación vulnerable. Sabía que hay mucha gente implicada, pero no imaginaba que de esta manera. Y por eso me honra dirigir una entidad que está muy bien considerada dentro de la sociedad leonesa.

– Poco después de acceder al cargo vaticinó que 2024 sería un año complicado. ¿Se está cumpliendo esta previsión? ¿Han aumentado mucho las personas que piden ayuda? 
– Si comparamos la realidad que se ha vivido en los dos últimos años, ha aumentado un 20% el número de personas que han tenido que acudir a Cáritas para cubrir sus necesidades de todo tipo. Y la tendencia en el inicio de este año es similar a la del pasado, puesto que hemos atendido ya a más de 3.800 personas que viven en casi 2.400 hogares. Si no pasa nada raro, cerraremos en cifras parecidas a las del año pasado, cuando los distintos programas de Cáritas llegaron a más de 7.000 personas.

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La directora de Cáritas Diocesana en León, Aurora Baza, durante la entrevista. | MAURICIO PEÑA

– ¿Ha cambiado el perfil de la gente que pide ayuda? 
– Se está detectando un poco el aumento de mujeres que están en riegos de exclusión social, pero en general los perfiles son más o menos similares. Atendemos sobre todo a personas mayores de 45 años a las que les cuesta encontrar trabajo, jóvenes a los que les cuesta incorporarse al mercado laboral porque la oferta de empleo para ellos tampoco es muy boyante, mujeres solas con cargas familiares… Gente que por la situación económica y social tiene más dificultades que en años anteriores.

– ¿Sigue habiendo gente, como ocurrió a raíz de la crisis de 2008, que tiene una vida normalizada y de repente se ve abocada a acudir a Cáritas por perder el empleo?
– Sí, sigue habiendo casos de ese tipo. Hay familias en los que tanto el padre como la madre tenían trabajo y disponían de un poder adquisitivo normal. El 16,8% de las familias leonesas, sólo con el gasto de vivienda y de suministros, ya están por debajo del umbral de la pobreza porque destinan un 60% del salario lo destinan a eso. El perfil es de personas en alquiler, que no son propietarios. Y les queda el resto para suministros y para el resto de gastos.

– ¿Están detectando que crece el número de familias que se encuentran en esa situación?
– Sí, la situación económica es la que es. La vemos todos y se está complicando cada vez más, sobre todo para las personas con más necesidades.

"Necesitamos crear un plan para personas sin hogar con problemas de salud mental"

– Después de estos meses, ¿cuáles cree que son las necesidades sociales en León? Al llegar al cargo hablaba sobre todo de las personas sin techo… 
– Las personas sin hogar representan un colectivo que está aumentando y en al que está aumentando el porcentaje de mujeres. La cifra ha pasado de 329 en 2022 a 340 el año pasado y creo que la red establecida en León para ayudarles se tiene que potenciar, porque hay un colectivo de personas sin hogar que tienen además otro tipo de dificultades, como es el caso de los problemas de salud mental. Muchas personas sin hogar tienen una enfermedad mental que es muy complicada de tratar, porque la mayoría no se han diagnosticado y no se puede actuar como se debe porque no tienen reconocida su incapacidad. Se debería establecer un protocolo para la atención de personas sin hogar con enfermedad mental. Y me preocupa la situación de las mujeres sin hogar, porque en León solo existe un recurso para darles un techo, que es el que gestiona San Vicente de Paúl de forma paralela al centro de día de Calor y Café. Cáritas tiene un piso de acogida de mujeres que no es específicamente para las que no tienen hogar, pero en el que también se les puede alojar cuando se valora que es conveniente hacerlo.

"No sólo somos la entidad que da la bolsa de comida, sino que acompañamos en situaciones de todo tipo"

– ¿Qué programas de Cáritas cree que hay que reforzar? ¿Se va a poner en marcha alguno nuevo? 
– Lo que más nos preocupa es la formación para el empleo. Una persona que no tiene empleo no tiene cubiertas sus necesidades básicas. Cáritas busca dignificar a las personas y quiere que todas tengan cubiertas sus necesidades básicas. El modelo para conseguirlo está cambiando y se está alejando del típico que tiene todo el mundo en la cabeza de recibir una bolsa de comida. Ya no es eso. Cáritas dignifica a la persona y estamos valorando dar tarjetas para utilizar en los supermercados, porque cada persona tiene derecho a elegir lo que quiere comer. Con un control, pero queremos que sean los usuarios los que elijan si quieren comer garbanzos o lentejas. En ningún caso podemos imponerles lo que deben comer.

– ¿Qué tipo de cursos de formación y empleo se imparten desde Cáritas? 
– Ahora mismo tenemos en marcha distintos cursos de formación en los que participan sobre todo personas de entre 35 y 45 años y con un pequeño porcentaje más de mujeres. Los cursos que ahora mismo tenemos en marcha se centran en servicios y logística, atención sociosanitaria, limpieza industrial, ayudante de cocina, almacén y venta y reparación de bicicletas.

– ¿Cómo trabaja Cáritas a la hora de tratar de hacer frente al problema de la soledad no deseada?
– Es un tema muy importante. Se van a poner en marcha en las parroquias puntos de encuentro para que la gente que viva sola pueda acudir allí y participar en actividades y dinámicas de grupo para que no se queden en su casa, porque la mayoría además son mayores y sufren además la brecha digital, sobre la que ya estamos trabajando también. Por eso existen muchos cursos de formación en esta materia y también se les presta asesoramiento técnico. Cáritas no sólo cubre necesidades básicas y es algo más que la entidad que da una bolsa de comida. Cáritas acompaña en procesos de todo tipo, de formación, de empleo, de soledad… Tenemos que dar la vuelta a lo que piensa la gente de Cáritas. 

– Hace poco conocíamos la nave de la cooperativa Moda Re-, donde se almacenan los casi mil kilos de ropa al día que recoge Cáritas en sus contenedores. ¿Qué se hace luego con ella?
– Se lleva a la planta de tratamiento de Barcelona. Normalmente, esa ropa se lleva a las tiendas de Moda Re- en caso de que pueda ser arreglada y reutilizada. Si no, se utiliza para otros menesteres. En las tiendas existe un punto de venta, pero evidentemente las personas sin recursos y sin disponibilidad económica no tienen que pagar las prendas.

– También acaban de rendir homenaje a empresas y entidades que colaboran con Cáritas. ¿Cuál es su papel? 
– La verdad es que me siento orgullosa de que más de 300 empresas colaboren con Cáritas a nivel económico, logístico o de formación, porque muchas se han ofrecido para que nuestros usuarios hagan prácticas en sus instalaciones para facilitar su inserción en el mercado laboral. Casi 250 personas lo han logrado en los tres últimos años. Hay empresas 100 que han participado en la colocación de personas y 66 que han colaborado a través de la realización de esas prácticas de las que hablaba antes. Además, las empresas colaboran en nuestros campamentos de verano o en las campañas de juguetes que hacemos en Navidad. Y los medios de comunicación también colaboráis con Cáritas dándonos visibilidad y eso también es muy importante.

– ¿Cuántos voluntarios tiene Cáritas? ¿Cómo se puede trabajar para que haya cantera de nuevos voluntarios? 
– Ahora mismo somos un total de 547 voluntarios y son mayoritariamente personas jubiladas y mayores. Uno de los objetivos es precisamente fomentar el voluntariado joven a través de la Universidad de León, de los institutos y los grupos de jóvenes papones de las cofradías. Si no lo fomentamos, nos quedaremos sin voluntarios.

– Decía al principio que ya participaba anteriormente en Cáritas Parroquial. ¿Cómo está siendo la coordinación con cada una de las parroquias? 
– He conocido la realidad de todas ellas, porque yo conocía la de mi parroquia, la de San Francisco de la Vega. Era necesario conocerlas todas para tomar decisiones y percibí que era necesario reforzar esa coordinación. Ya la había a nivel técnico, pero creo que había que apoyarles más desde la directiva, porque ellos también se tienen que sentir parte de Cáritas Diocesana. Muchas veces se pensaba que Cáritas Parroquial iba por un lado y Cáritas Diocesana por otra, pero no es así. Cáritas somos todos. Las parroquias están más cerca de los usuarios en el día a día y aquí, aunque también existe esa cercanía, se gestiona más desde el punto de vista técnico.

– ¿Echa de menos la política teniendo en cuenta el nivel de crispación que hay en la actualidad?
– Mi objetivo en política era el que debe tener cualquiera que se dedique a ella: servir a los demás. Y aquí lo estoy haciendo, pero de otra manera. Creo que el servicio a los demás y tener a las personas en el centro de la acción política es más importante que todo lo demás. Y hay que hacerlo con respeto, porque eso no se puede perder nunca.

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