‘Caminando en compañía’ por León: salir a pasear como arma contra la soledad no deseada

Las enfermeras Leticia Trancón y Laura Bécares son las responsables de este nuevo proyecto, que beneficiará a un mínimo de 30 pacientes de Trobajo del Camino y La Condesa

12/03/2025
 Actualizado a 12/03/2025
Las enfermeras Laura Bécares Cartón y Leticia Trancón Veiga trabajan respectivamente en los centros de salud de Trobajo y La Condesa. | L.N.C.
Las enfermeras Laura Bécares Cartón y Leticia Trancón Veiga trabajan respectivamente en los centros de salud de Trobajo y La Condesa. | L.N.C.

«No salgo porque no tengo con quién». «No salgo porque, desde que murió mi mujer, prefiero quedarme en casa». «Antes de la pandemia tenía un grupo de amigas con las que iba a pasear, pero eso se perdió». Son confesiones a las que está acostumbrada Leticia Trancón Veiga. Lo mismo le ocurre a su colega de oficio Laura Bécares Cartón. Las dos son enfermeras. La primera, en el centro de salud de Trobajo del Camino; la segunda, en La Condesa. Ambas son las responsables del nuevo programa comunitario ‘Caminando en compañía’; una iniciativa que parte de su propia voluntad y cuenta con el apoyo de la Gerencia de Atención Primaria. Será el próximo martes, 18 de marzo, cuando el proyecto, como sus participantes, se echen por fin a andar. 

Enfocado, sobre todo, a mayores de 65 años que residan en las poblaciones a las que corresponden los citados centros sanitarios, el programa está a punto de estrenarse como un arma contra la soledad no deseada, «un sentimiento subjetivo–en palabras de Trancón Veiga–, que afecta a personas que pueden tener apoyo y, aun así, se sienten solas». La herramienta es simple: salir a pasear. «Estuvimos buscando qué podíamos hacer y vimos que este proyecto se ha hecho en sitios como Zaragoza o Madrid», cuenta la enfermera: «Nosotras lo hemos adapatado a nuestro medio, a lo que hay aquí». Así, entre dos y cuatro veces a la semana, los participantes harán diferentes recorridos divididos en cuatro conjuntos: dos para cada centro de salud. «Habrá dos grupos que no tengan problemas para caminar y otros dos que tengan más riesgo de caídas o que utilicen elementos de deambulación, como puede ser un andador o un bastón», continúa.

La idea es repartir los horarios de forma «equitativa», siendo de 9:30 a 10:30 y de 10:30 a 11:30 horas, en uno de los enclaves, y de 12:00 a 13:00 y de 13:00 a 14:00 horas, en el otro, y alternando los mismos para cada semana. Los trayectos serán más cortos para las personas con movilidad reducida, cuyos grupos serán también menos numerosos. Trancón estima una cifra límite de 10 en estos casos. Para el resto, no establece un número máximo. «A la hora de pasear, si es gente que camina bien, nos da lo mismo salir 20 que 30 personas», explica la sanitaria, que ya cuenta con más de 20 «reclutadas». Por su parte, Bécares ha valorado y apuntado a unas 15. 

Ya son al menos 30 los pacientes que se beneficirán de la iniciativa, que todavía mantiene abierto su proceso de valoración. «Los profesionales de ambos centros, cuando vean que una persona pueda encajar en los criterios que les hemos comentado, nos avisarán», relata la trabajadora de Trobajo: «Nosotras les citaremos y, tras valorarles, les incluiremos en los grupos». No sólo eso; ambas profesionales se han puesto en contacto con la Gerencia de Servicios Sociales para dar con más interesados. Además de los propios sanitarios y de la cartelería presente en los centros, la «reciente» página del Sacyl sobre ‘Salud comunitaria’ servirá para «dar mayor difusión» al programa.

Será durante la jornada laboral de Trancón y Bécares cuando tengan lugar los paseos. «No descubriremos la consulta», aclara la enfermera. Como las «residentes tienen que pasarla solas», las tutoras «lo que hacen es reciclar»; término con el que Trancón Veiga se refiere a pasar de nuevo por diferentes servicios del Hospital. A ese «reciclaje» lo puede sustituir un proyecto comunitario como el que llevó a la enfermera a impartir una serie de talleres sobre violencia de género hace unos años en el instituto de San Andrés del Rabanedo. Ahora son los mayores los que ocupan su atención.

Por el momento sólo ella y su compañera de La Condesa conducirán a los participantes. Ambas se encuentran «buscando apoyos» de asociaciones, voluntarios y otras entidades. «Nosotras podremos acompañarles únicamente en marzo y abril, así que estamos llamando a todas las puertas para que se una más gente y esto siga adelante; que tenga una continuidad», explica la profesional de Trobajo, que identifica en este programa una forma de «establecer vínculos» y conseguir que, a pesar de la posible falta de recursos humanos cuando las dos enfermeras no puedan encabezar el proyecto, todos los participantes escapen de la soledad mecidos por la nueva costumbre de salir a caminar. Y de hacerlo, además, en compañía.

Lo más leído