"Estoy flipada, muy flipada", era lo primero que se le ocurría decir a la ATS Camino Alonso al final del acto de despedida (tal vez temporal) que este sábado le brindaron en Villamanín un buen número de vecinos que habían sido sus pacientes en los últimos ocho años, los que llevaba en este municipio.
Camino se despedía el viernes de su plaza, que ha solicitado otra compañera con derecho a ella, y se mostraba convencida de que regresará. "Yo voy a pedir Villamanín cada vez que pueda porque si ya estaba convencida de ello esta despedida me ha tocado aún más la fibra, que, insisto, para mi Villamanín sigue siendo mi destino preferente; llegué aquí sin conocer la plaza, sin conocer a nadie pero esta gente de la montaña, ya sabes, se da muy bien y como yo también me doy pues congeniamos muy bien, estuve aquí muy feliz. Mi marido lo define diciendo que aquí encontré mi ecosistema ideal. Y tiene razón".
Recuerda Camino Alonso que le ayudó a integrarse el hecho de que llegara en un momento especial para ella. "Llevaba 18 años en la UVI del hospital de León y necesitaba un cambio, lo sentía; y apareció la posibilidad de ir al área de salud del Bernesga y acepté a la primera, sin saber siquiera a qué lugar iba. Yo al escuchar Bernesga pensé que iría a Lorenzana o algo así, pero no lo dudé, ni mucho menos, es más, insisto en que seguro que volveré".
Se muestra convencida esta enfermera de que, además de la acogida de las gentes de la montaña, "también fue importante el grupo humano que encontré; dos médicos y otra enfermera con una excelente relación personal entre nosotros. A veces bromeábamos con que éramos la cuchipanda... Todo fue muy agradable en la Tercia.
Estaba este sábado emocionada en Villamanín, el pueblo al que llegó el 1 de diciembre de 2016 aquella enfermera que supo cómo se gana a la gente de un pueblo, al que volverá.