Los profesionales del campo en León despidieron un 2023 que la organización agraria Asaja ha calificado a grandes rasgos como «malo», aunque con algunas excepciones. En su balance anual y previsiones para el recién estrenado 2024 el sindicato subrayó que la renta empresarial agraria –concepto que valoraron como el más «clarificador» respecto al beneficio real que obtiene el agricultor de media en un año agrícola– cayó el pasado año un 5,7 por ciento respecto a 2022 y se situó en 153.252 euros. El valor de la producción agroganadera en León lo fijaron en 853,1 millones, si bien el importe de ventas reales lo situaron en 815 millones de euros, una vez descontados 38,1 millones de euros del valor de los productos reempleados en la explotación, cantidad inferior también a la del año anterior.
El maíz, "la gran espina"
Por cultivos y producciones ganaderas, aseguraron que la campaña del maíz ha sido «la gran espina que tenemos clavada del 2023», ya que los precios se han «desplomado» y también se ha sembrado «menos», según indicó el secretario general en la provincia y en Castilla y León, José Antonio Turrado. León se mantuvo como la principal productora de maíz del país y este cultivo permaneció también como el que más aporta a la producción final agraria de la provincia. Sin embargo, desde el sindicato incidieron en que la superficie de siembra se redujo un 7,78 por ciento respecto a 2022, hasta situarse en 68.039 hectáreas con destino a grano que dejaron una producción global de 881.105 toneladas, un 2,85 por ciento por debajo de las del año anterior. Tampoco jugaron a favor unos precios que calificaron como «muy desfavorables», como en el resto de los cereales. La facturación de 2023, por su parte, la estimaron en 201,5 millones de euros, un 30,5 por ciento inferior a los 290 del ejercicio previo, valor al que habría que restarle los costes del secado, que calcularon en 28 millones de euros. La climatología lastró también la cosecha de cereales de invierno en secano. Se cultivaron 91.628 hectáreas, un 15,2 por cuento menos que el año anterior y la producción, de 220.947 toneladas, también se redujo en un 26,4 por ciento.
Sí que hubo un repunte en la remolacha si de lo que se habla es de superficie sembrada. En concreto, este fue del 85,6 por ciento, al haberse cultivado 7.127 hectáreas frente a las 3.840 del año anterior. Esto situó a León por primera vez en la historia como principal provincia productora en España y, aunque la recolección va muy retrasada debido al encharcamiento de las parcelas, la producción se estima en 641.430 toneladas, una cifra que advirtieron que «quizá sea demasiado optimista». También pusieron cifra al valor de esta producción, que calcularon en 35 millones de euros favorecida por esa mayor superficie y mejores precios de mercado. Creció también la superficie sembrada de otros cultivos como la alubia, que fue de 4.391 hectáreas frente a las 3.186 del año anterior con unos rendimientos por hectárea de 2.250 kilos y una producción global de 9.879 toneladas. El valor de la cosecha, marcado por más producción, aunque también por peores precios, alcanzó los 11,85 millones de euros.
Respecto al ganado vacuno destacaron que con carácter general se han mantenido los censos, aunque se han reducido en vacas lecheras como ya ocurrió en 2022, al pasar de las 24.118 del año previo a 23.295 el pasado. El sector lácteo se movió a lo largo de todo el año con precios que, según indicaron, han cubierto los costes de producción y han permitido «un legítimo margen de beneficio a las explotaciones mejor dimensionadas y gestionadas».
Perspectivas para 2024
José Antonio Turrado ofreció también las claves para el presente año agrícola, el de 2024, en el que aseguró que ponen «la vista» en los mercados internacionales. Confió en que los cereales y oleaginosas «vuelvan a unos niveles razonables» y afirmó que respecto a la aplicación de la reforma de la PAC lo previsibles es una caída en la superficie de siembra de maíz y un incremento de la de barbecho y de cultivos «menos productivos» como el girasol en regadío. Advirtió también que este año se abre la posibilidad de revisar la PAC de cara a 2025 y años sucesivos y avanzó que debería haber también algún movimiento respecto a la gestión del lobo. Sobre la modernización de regadíos confió en que se inicien las obras de los ya previstos, que las «máquinas estén sobre el terreno antes de que acabe el año» y que se adquieran «nuevos compromisos de modernización», en particular en la zona regable del Canal de Villadangos, la zona regable del Canal del Esla y los regadíos de Valderas. Turrado aludió también al «injustificado retraso» del proyecto de Concentración Parcelaria de Páramo Bajo en secano, que debería publicarse y, respecto a la siembra de remolacha, confió en que aumente y se haga un «esfuerzo» para batir un nuevo récord, pasando de siete a diez hectáreas, tres mil más. Dijo que el sector seguirá pendiente de las amenazas que se ciernen sobre la sanidad animal y en lo que concierne a la concentración parcelaria de Los Oteros advirtió que las parcelas se entregaron en noviembre, ya tarde, y que por lo tanto, es probable que su rentabilidad se retrase un año más.
Incorporación de jóvenes al campo
Turrado se refirió también a la incorporación de jóvenes al campo y subrayó que aunque los datos todavía no se han hecho públicos, «parece que en León se han tramitado unos 150 expedientes», aunque recordó que la convocatoria hacía dos años que no salía. De ellos apuntó que Asaja ha tramitado 63, una cifra que consideran como «razonable», ya que estiman que 80 o 100 incorporaciones por año es «suficiente» porque «no hay más capacidad». «Las explotaciones agrarias en la provincia de León están infradimensionadas», dijo, ya que no presentan el tamaño «para ser más competitivas». «Nuestras explotaciones son pequeñas, hay costes fijos y la rentabilidad es menor», subrayó Turrado, quien indicó que para aumentar las explotaciones «sin echar a nadie» habría que transformar el secano en regadío y modernizarlo.