El sector agrario intenta reducir costes por todos los medios tras dos años de sequía y un desplome de los precios de sus productos y de la rentabilidad de sus explotaciones. Esto se ha traducido en una caída del consumo de gasóleoagrícola (B), con 83.220 toneladas menos en los diez primeros meses del año en comparación a 2022. Y es que el sector destina más de 500 millones de euros anuales a gastos de energía y lubricantes.
Las cifras que maneja la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos, recogidas por Ical, reflejan que entre enero y octubre de esta año, el sector primario de la Comunidad, consumió 439.993 toneladas de gasóleo B, lo que supone una caída del 15,9 por ciento en relación al dato de 2022.
El mes de octubre, en unas mejores condiciones climatológicas, podría haberse recuperado, pero las intensas lluvias desde mediados de mes, también frenaron el inicio de las siembras de cereal en muchas zonas. El resultado, el consumo de este carburante se situó en el décimo mes del año en las 48.299 toneladas, 6.827 menos que en 2022, y con una merma porcentual del 12,4 por ciento. En León, el descenso ha sido superior, del 19,2 por ciento. Las toneladas consumidas entre enero y octubre de 2023 fueron 76.328, mientras que en el mismo periodo del año anterior fueron 94.517.
El presidente de Asaja, Donaciano Dujo, explicó el descenso durante todo el ejercicio, porque “los costes se disparan y los agricultores estamos optando por menos siembras o labores con menos consumos para ahorrar, igual que en los fertilizantes”. “Hoy, con los costes y el valor de cereal, son más los gastos que los ingresos. Con los ingresos no podemos hacer nada, así que intentamos por todos los medios ahorrar en gastos, con mínimo laboreo y abonado”, dijo. Asimismo, constató que el descenso de más de un doce por ciento en octubre, responde a las lluvias, ya que no se pudieron realizar las labores ni las siembras previstas.
En este sentido, el responsable de la Alianza UPA-Coag Aurelio González explicó que la caída del consumo “puede venir dada precisamente por el retraso de la campaña de la sementera, porque no se ha podido realizar en algunos casos, se ha paralizado por las lluvias”.
Explicó en la misma línea que en la situación actual, para reducir costes, “hay que ir a buscar técnicas de cultivo más directas y de menor gasto, porque tenemos problemas muy importantes para hacer rentables las explotaciones por la bajada de precios; una situación que ha repercutido igual en los abonos”. “Echas la mitad”, dijo.
El coordinador regional de UCCL, Jesús Manuel González Palacín, destacó que el descenso del consumo llega por un aumento de la siembra directa que “ahorra un montón de combustible y cada vez se ara menos, se hacen labores muy superficiales”. A esto, dijo, se ha unido “un otoño malo” porque “ha empezado a llover” y “hay muchas hectáreas sin sembrar”.