En los últimos años el final de Carnaval e inicio de la Cuaresma (el Miércoles de Ceniza) tiene una cita especial en Mansilla de las Mulas con la celebración del entierro de la sardina. Se trata de una ‘falla o ninot’ (no se si existe nombre leonés para ella) muy especial que se quema en la céntrica plaza del Grano mientras se degustan sardinas a la brasa, servidas sobre un trozo de pan de hogaza y un vaso de vino».
Esta parte no es muy especial pues hay celebraciones similares, entierros de la sardina, en muchas localidades de la provincia y el resto de España.
La singularidad radica en que la sardina que se quema en Mansilla, acompañada de un grupo escultórico, está realizada desde hace unos años está confeccionada siempre por los internos de la prisión de Villahierro, en sus talleres y dentro de las actividades habituales que llevan a cabo allí dentro, y se trata de una pequeña obra de arte con la que se superan cada año. Llevan más de una docena de años haciendo esas sardinas espectaculares, con guiños a Mansilla, motivos alusivos a la villa y a su patrimonio y a sus tradiciones (tomate, arcos, muralla…).
El coordinador de los talleres de la prisión, José María Egido, explica que la creación la realizan «los internos del taller de madera. Se lo toman muy en serio, con ilusión y tratando de superarse cada año. También son ellos los que eligen el motivo central de la obra que acompaña a la sardina».
- ¿Hay buenos artistas?
- Generalmente sí. En una prisión hay de todo y, al margen del motivo que les ha llevado allí, tienen sus habilidades, hay gente muy capaz en muchos campos, en carpintería también, como de ha vistos estos años y volverán a comprobar este 2.025.
- ¿De qué va la de este año?
- Ya está acabado, pero creo que no lo debemos desvelar más allá de contar que ser un motivo de la comarca... y que curiosamente coincidirá con un evento cercano.
El grupo escultórico nace en el taller de madera, que es el material principal de la obra. «Solo se utiliza madera y papel de periódico tratado según su uso. Casi todo es manual pues apenas utilizan maquinaria, sierras y similares, que cuando es imprescindible las utilizan algunos internos que están asegurados y habilitados para ello. Tampoco utilizan puntas y similares, tan solo unas grapas, y pese a ello han realizado unas obras más que interesantes».
Obras que, explican desde el Ayuntamiento, «se han convertido en el gran atractivo de esta celebración;son muchos los que van a conocer la obra de los internos y que, por otra parte, es lo que hace diferente este acto de otros muchos parecidos que se celebran en muchos sitios.
No es la única actividad en la que internos de la prisión provincial de Villahierro colaboran con el Ayuntamiento al que pertenecen, Mansilla. «Algunos internos salen del centro un día a la semana para tareas de limpieza en la villa, u otros trabajos. Por ejemplo, hace poco confeccionaron algunas vitrinas para colocar en el pueblo para intercambio de libros, o asimismo algunos voluntarios salen cada año, el día de Jueves Santo, a pujar pasos para la cofradía Santo Tirso, entre otras actividades, dentro de las buenas relaciones y la colaboración que existe entre ambas instituciones».
Y en ese mismo ámbito está esa enorme sardina en la que llevan semanas trabajando y que ya han acabado;una pieza de gran formato, «a veces tan grande que es complicada de transportar, y siempre vistosa, muy lograda», señalan desde el Ayuntamiento, donde tienen que tirar de las buenas artes de Colás para hacer realidad el complicado transporte.
- ¿Salen los artistas a ver cómo se quema su obra?
- Lamentablemente no, es imposible. El entierro de la sardina se celebra ya de noche y ellos tienen que estar en sus celdas a esas horas.
Se tendrán que conformar con ver el resplandor de su obra.