El obispo de León, el padre Luis Ángel de las Heras, presidió este Miércoles de Ceniza la misa estacional en la Catedral con la que se dio inicio en toda la Diócesis a la Cuaresma. Una celebración eucarística en una jornada de ayuno y abstinencia, marcada por la vigente limitación de aforo a un máximo de 25 personas en el interior de los templos, que incluirá el simbólico rito de bendición e imposición de la ceniza.
Un ritual que este año, por efecto de la pandemia, se realizó con cambios indicados desde la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de la Santa Sede. Pronunciada la oración de bendición de las cenizas y después de asperjarlas (sin decir nada) con el agua bendita, el obispo pronunció una sola vez y para todos los fieles, la fórmula del Misal Romano: «Convertíos y creed en el Evangelio. Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás». Tras ello, se limpió las manos y se puso la mascarilla para proteger la nariz y la boca. Posteriormente, impuso la ceniza a cuantos se acercaron a él y lo hizo dejándola caer sobre la cabeza de cada uno –habitualmente se hacía la señal de la cruz en la frente– y sin decir nada. Estas indicaciones están encaminadas a preservar la salud de los fieles que participan en las celebraciones y de lo que se trata es de evitar el contacto físico entre el obispo y el fiel que recibe la ceniza, siguiendo algo que ya se viene haciendo en la comunión y en los distintos momentos en los que la liturgia prescribe el acercamiento y que desde que comenzó esta situación de la pandemia se han sustituido por gestos alternativos.
Ceniza impuesta sin contacto en la Catedral de León
La Diócesis inicia una Cuaresma marcada por la pandemia
17/02/2021
Actualizado a
17/02/2021
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