La más que centenaria cifra de 136 años, 123 y 108 años de vida es más que considerable. Sobre todo para un negocio sometido a tantos vaivenes como la hostelería. Los nombres de estos centenarios leoneses son la Cafetería Victoria (136), Casa Nalgas (123) y El Benito (108); tres ‘estilos’ muy diferentes, una cafetería ‘de lujo’ en el centro de la ciudad, una casa de comida tradicional en un histórico barrio y el nombre con más arraigo en el legendario Barrio Húmedo, en la esquina de la plaza.
Cada uno ha sobrevivido a los tiempos con fórmulas diferentes. La Cafetería Victoria se parece, con los lógicos cambios, a la que fundó el lacianiego Evaristo Gómez como Gran Café; en 1922 ya había pasado a Cruz Barthe y después a su hijo César, que ya anuncian una de las ‘curiosidades’ de este local: su famosa leche helada, para lo que acumulaban hielo en invierno, lo prensaban hasta hacer un bloque de hielo y lo iban utilizando durante todo el año. En 1928, cuenta Roberto Cubillo, comenzó a ofrecer tapa con la consumición y cree que «probablemente fue el primer establecimiento en llevar a cabo esta práctica». Acogió famosas tertulias, como la de Nicóstrato Vela y su hijo Vela Zanetti, Miguel Castaño, los Miaja o Sotero Rico.
En otra de estas tertulias nació la primera Comisión directiva de la lucha leonesa, conocida como la de la tertulia del Victoria.
El Nalgas, nacido casi en las afueras de la ciudad, debe su nombre al apodo de su dueño, Felipe Vega, llamado Nalguinas por ser bastante pequeño y enclenque frente a «la anatomía exhuberante», en expresión de Cubillo, de su mujer Librada Dorado. Se mantiene fiel a su esencia, la comida tradicional.
Y El Benito es el más clásico de la leyenda de la hostelería leonesa, el Húmedo. Mucho más que un bar. «El ateneo del mus» le llamó Umbral, la cuna del fútbol local y las quinielas, del trasiego diario y las tertulias de corrido, de parrandas de históricos artistas, toreros, futbolistas... En manos de la misma familia camina hacia ser pub... luchando por no perder su esencia.