El Chalé del Pozo, un lugar para volver a empezar

El equipo de Gobierno de Villaquilambre ha conocido las historias de los residentes del Centro de Ayuda a Migrantes de Villarrodrigo de las Regueras

16/07/2024
 Actualizado a 16/07/2024
El equipo de Gobierno de Villaquilambre ha compartido la mañana con los residentes en el Chalé del Pozo. | L.N.C.
El equipo de Gobierno de Villaquilambre ha compartido la mañana con los residentes en el Chalé del Pozo. | L.N.C.

El equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Villaquilambre ha visitado las instalaciones del Centro de Ayuda a Migrantes ubicado en el Chalé del Pozo, en Villarrodrigo de las Regueras. En este encuentro, la Fundación San Juan de Dios ha querido dar a conocer el día a día del Centro a los representantes municipales.

El Chalé del Pozo cuenta con 180 migrantes procedentes, en su mayoría, de Malí y Senegal. Todos ellos cuentan con documentación y son solicitantes de protección internacional. Antes de llegar a León estuvieron en un centro en Alcalá de Henares procedente de Canarias. A partir de finales del mes de agosto comenzarán a recibir sus permisos de trabajo.

Durante la visita, además de conocer las instalaciones, el equipo de Gobierno ha podido compartir unos minutos con los residentes y sus monitores. Los migrantes se esfuerzan en practicar su español, como el caso de Salim Yabará, que tiene claro que su destino está en Barcelona. Salim huyó de Malí por la situación de guerra y, tras atravesar Mauritania, pasó cinco días en el mar hasta llegar a las costas de El Hierro. En su país era profesor de francés, y habla portugués, inglés y algo de español. Él sueña con ser traductor para tener un buen trabajo y traer así a su mujer y sus dos hijas.

Papé Mumbae es de Senegal y huyó de los problemas en su país en busca de un trabajo como músico o cantante, profesión que desempeñaba en su tierra. Otro músico es Ibrahim, que se define como rapero y especialista en afrobeat. Ibrahim pasó ocho días en el mar y explica que, aunque el viaje es muy peligroso esta era su única alternativa. A dos meses de cumplir los 19 años, Ibrahim sueña con trabajar para poder desarrollar su potencial como músico y actor.

Mordo llegó de Yelimané, en Mali, y dejó atrás su familia por la guerra. Era panadero y espera desempeñar esa profesión en León.

Sus actividades favoritas son las deportivas y las musicales. Juegan al fútbol en los exteriores del edificio y acuden a clases colectivas de crossfit, organizadas por la Fundación, a rutas por el entorno o juegos con música. Durante los días de la Eurocopa también disfrutaron de los patidos de la Selección Española de fútbol.

La solidaridad de los vecinos de Villaquilambre ha hecho que se cree un gran ropero. | L.N.C.
La solidaridad de los vecinos de Villaquilambre ha hecho que se cree un gran ropero. | L.N.C.

 

Solidaridad de los vecinos

La solidaridad de los vecinos de Villaquilambre ha hecho que se haya creado un ropero propio en el que se organizan las prendas por tallas y colores. Lo más necesario, según indican desde el equipo gestor, son zapatos y teléfonos móviles para que puedan hablar con sus familias, ya que desde hace varios días tienen wifi en el recinto.

 

Las instalaciones

Los 180 varones viven en las instalaciones del hotel y todos comaprten habitaciones, de tres o cuatro plazas. Hay un comedor, salas de usos múltiples, un gimnasio y varias estancias habilitadas como aulas. En los próximos días se adecuará el jardín exterior trasero del hotle.

En el centro trabajan orientadores, integradores, psicólogos, abogados y asitentes sociales... hasta 35 personas que se organizan en dos turnos de lunes a domingo y que envían reportes diarios al Ministerio del Interior. Se imparten clases de español todos los días y en un par de semanas comenzarán los talleres de empleo, los primeros dedicados al sector de la construcción. Hay, además, otros 15 trabajadores dependientes del hotel, entre recepcionistas, limpieza o mantenimiento. 

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