Es posible que hayan pensado más de una vez que este examen determinará el resto de su vida. O que ahora mismo sean un manojo de nervios. Quizá están intentando relajarse y no darle vueltas hasta la hora en la que se sienten delante de su cuaderno. Más de 30.000 aspirantes se presentan este sábado a alguna de las pruebas de Formación Sanitaria Especializada (FSE) para conseguir una de las 11.607 plazas ofertadas, un 5 % más que el año pasado. Titulados en Medicina, Enfermería, Psicología, Farmacia, Química, Biología y Física se miden ante un ejercicio que les pondrá más cerca de su objetivo, trabajar en lo que siempre quisieron.
León es una de las 28 localidades que acoge este sábado el examen. Hasta la Facultad de Derecho del Campus de Vegazana se desplazarán 282 aspirantes. La comunidad acoge otras dos pruebas, de cuatro horas y media de duración, una en Salamanca, con 671 apuntados, y en Valladolid, con 677.
Estos nervios, esta presión, o esta confianza ya la experimentaron en su día cinco residentes que en la actualidad desempeñan su trabajo en el Hospital de León. Clara Solís, Susana de la Vallina, Carmen Dameto, Clea González y Juan Carlos Sáez ya se sentaron ante estas hojas hace unos años: Clara y Carmen en el pasado 2023, Juan Carlos en el 2020 y Susana y Clea en el 2019. "Cuando llega el día, después de todos los meses que llevas preparándote, es inevitable estar nerviosa", explica Clea, médica residente de Cardiología en el Hospital de León. Una opinión que comparten el resto de sus compañeras con La Nueva Crónica, además de añadir que es necesario estar descansada: "El trabajo ya está hecho y lo que hagas seis horas antes del examen, no va a cambiar el resultado", comenta Susana. Ella, como Clara, se presentó tres veces a las pruebas. Susana es psicóloga residente en León y Clara, enfermera en la especialidad de Obstetricia y Ginecología. Ambas pruebas cuentan con un número reducido de plazas respecto al total de aspirantes que quieren optar a ellas.
Es común que todas las personas que se presentan a alguna de las plazas de FSE comiencen a preparar el examen en una academia. Si bien en el pasado la mayoría de las propuestas eran presenciales, y se centraban en Madrid, Barcelona u Oviedo, ahora muchas academias ofrecen una formación online. Clara preparó su examen del EIR desde casa, aunque el último año decidió contar con una de estas academias. Todos los ahora residentes coinciden en que el "valor diferencial" de estos sitios de formación es su preparación específica para la prueba: "Te enseñan a leer las preguntas, a distinguir qué es lo importante, a no perderte en grandes textos", cuenta Clea, "muchas veces es casi más importante aprender a hacer el examen que estudiar el contenido", añade Juan Carlos, quien realiza la especialidad de Farmacia Hospitalaria en el Caule.
Después del examen
Prueba terminada, un peso menos, pero una preocupación más. Y ahora, ¿qué? Este proceso, que los residentes denominan como ‘postmir’ se basa en «descansar, por supuesto», como apunta Carmen, médica residente en Endocrinología y Nutrición, y también en darle vueltas al futuro. La especialidad y la ciudad o el hospital son las dos grandes variables a la hora de escoger un destino cuando llegue el momento. Desde el examen hasta la adjudicación de plazas pueden pasar casi cuatro meses, un periodo en el que la joven médica recomienda «buscar qué es lo que te gusta de verdad» o, como indica Clea, «tener curiosidad por conocer los servicios de distintos hospitales». Todos los residentes coinciden en que lo que ha de primar en la elección es la especialidad: «En un principio, y a no ser que quieras volver a hacer el examen, te va a marcar para siempre», destaca Juan Carlos. Tanto él como Clea tenían claro hacia dónde querían dirigir su carrera. También Clara, cuya decisión de ser matrona la llevó a repetir tres veces la prueba hasta conseguirlo, «una presión extra», indica. Susana, en psicología, solo tenía la opción Clínica y Carmen tuvo que tirar de ese ‘postmir’ para decidirse. «Te ves un poco entre la espada y la pared, porque corre el tiempo», cuenta la joven. Ella optó por hacer prácticas de un día en distintas especialidades que no había trabajado tanto durante el Grado en Medicina y finalmente se decantó por algo «que siempre me había gustado».
Así, y después de que su número apareciera en la lista final de plazas adjudicadas, los cinco residentes aterrizaron en el Hospital de León. Todos, excepto Clara, que es leonesa, llegaron desde distintos puntos de España. Gijón, Oviedo, Mallorca o Cuenca son sus lugares de origen y se desplazaron al centro hospitalario leonés por diferentes razones. A Juan Carlos le tiró la ciudad, la necesidad de cambiar de aires y dejar su comunidad manchega natal para disfrutar del frío leonés, «y me gustó lo que escuché sobre el servicio», apostilla. Susana también quería salir de Asturias y además tenía asumido que «te tienes que ir de tu lugar de origen». Ella contactó con otros residentes y también se preocupó por las opciones de quedarse en el Caule después de la residencia, que «en ese momento las había».
Clea, por su parte, quiso quedarse en Madrid y no pudo así que buscó un lugar intermedio entre su Asturias natal y la capital de acogida. «Me decidí por León porque las referencias eran bastante buenas», cuenta la joven, algo que también fue importante para Carmen quien, añade que, como le gusta mucho la investigación «aquí hay muchas posibilidades y Nutrición es una referencia». Por su parte, Clara, que se quedó en su tierra, no siente que ha desaprovechado ninguna oportunidad y explica que para conocer el funcionamiento de otros servicios «existe la posibilidad de hacer una rotación externa».
Su etapa aquí también les ha servido para valorar la labor de centros hospitalarios como el Caule. En palabras de Clea: «las grandes ciudades tienen grandes hospitales, pero las pequeñas también. No hay que desestimar un sitio porque no tenga un millón de habitantes», sentencia Clea.
El futuro
Ninguno de los cinco residentes se arrepiente de haber escogido León com destino. Indican que hay buena red de apoyo entre los compañeros y que el aprendizaje es positivo, tanto a nivel humano como profesional. Además, «lo que más reafirma la decisión es hablar con otros residentes de otros sitios, empiezas a valorar lo que tienes aquí», comenta Susana entre risas. A los futuros residentes les insisten en que «si algo no te convence no pasa nada, son cuatro o cinco años» y les invitan a informarse mucho porque «es una decisión muy personal», indica Susana.
Clara y Carmen acaban de empezar su residencia, pero profesionales como Clea o Juan Carlos y Susana ya están casi listos para abandonar el Hospital de León. Aún no tienen claro si se quedarán en la capital u optarán por buscar otro sitio o subespecializarse.
Un examen medirse, cuatro meses para decidirse y entre cuatro y cinco años para especializarse. El futuro de algunos profesionales sanitarios se decide este sábado, su valía seguro ya ha quedado demostrada para ellos.