Con 90 años y haciendo Camino al andar

El nonagenario Alejandro González llegó este lunes a la capital leonesa en la peregrinación que comenzó el pasado 5 de junio y que le llevará, por tercera vez, a Santiago de Compostela

Víctor S. Vélez
02/07/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Alejandro González, con sus bastones, sus credenciales y su libreta, en el albergue para peregrinos de Las Carbajalas. | SAÚL ARÉN
Alejandro González, con sus bastones, sus credenciales y su libreta, en el albergue para peregrinos de Las Carbajalas. | SAÚL ARÉN
No hay dos sin tres. Alejandro González, de 90 años de edad, se encuentra realizando por tercera ocasión y en solitario el Camino de Santiago. Natural de la pequeña localidad palentina de Villota del Duque, el peregrino más longevo de la ruta jacobea llegó este lunes a la ciudad de León de la que acaba de partir para encarar la recta final de su trayecto a Santiago de Compostela. Prisa no tiene, "no sé cuándo voy a acabar", porque lo importante, como en cualquier otro de los muchos caminos que ha recorrido a lo largo de su vida, es llegar.

Alejandro fue agricultor durante toda su vida y, aunque actualmente reside con sus hijos en Alcalá de Henares, sigue llevando dentro a Tierra de Campos. "La provincia de León me gusta mucho. Me gustan sobre todo los regadíos, ayer disfruté mucho viéndoles. Disfruto viendo el campo y como va cambiando. Desde que se ha abierto el pantano de Riaño se ha dado vida a León", comenta el veterano peregrino.

El calor de los últimos días no impide que el agricultor palentino recorra cerca de 20 kilómetros cada jornada Esta última noche la ha pasado en el albergue de Las Carbajalas, pensando en la dirección de sus próximos pasos pese a asegurar que esta ciudad la conoce bien. "Ahora sé que tengo que tirar hasta el río y luego en dirección a San Marcos. Por suerte me oriento bastante bien", señala Alejandro González a este periódico.

Hoy ha madrugado, como hace siempre, y más con esta ola de calor que le ha hecho un poco más cuesta arriba el Camino durante los últimos días. "Me levanto a las cuatro y media o así y con la linterna me pongo a andar. Algunos días por Palencia he andado unos 20 kilómetros al día, pero estos días algo menos porque ha hecho mucho calor. El viernes hice solo ocho o nueve kilómetros. El calor mata a la gente, así que tengo que beber mucha agua", confiesa sobre cómo hace más llevadero su viaje.

Tablet y cuaderno en mano


Basta hablar unos pocos minutos con Alejandro para saber que la cabeza le funciona tan bien como las piernas. Sentado a la sombra, este lunes por la tarde esperaba a este periódico escribiendo en una pequeña libreta. "Anoto todo lo que me pasa en el día. Ahora pondré que me han venido a ver unos periodistas de León", relata este longevo peregrino.

Pero igual que nueve décadas no son un problema para embarcarse en esta aventura, tampoco lo son para 'ponerse las pilas' con la tecnología. "Llevo una tablet y saco fotos pero, para acordarme de todo, también escribo. Así es la mezcla perfecta porque lo ves y lees lo que has hecho. Así no me olvido de nada", bromea el palentino.

Al acabar el trayecto revisará las fotos con sus tres hijos y sus tres nietas, contándoles los lugares que ha visitado y a las personas con las que ha hecho amistad porque "en el Camino de Santiago se conoce a muchos". "Hablo sobre todo con los españoles que es con los que puedo. En cuanto veo que alguien también es español me pongo a hablar con él. El domingo desde que salí del albergue hasta que llegué al siguiente estuve hablando con uno y después con otro. El segundo ha venido a despedirse ahora de mí y se ha sacado una foto conmigo", relata sobre una de estas relaciones fruto de kilómetros compartidos.

Alejandro prometió que haría la ruta jacobea desde Roncesvalles si llegaba con salud a los 90 años de vida Y es que la historia de Alejandro no pasa desapercibida para el resto de peregrinos, muchos preguntan por él y van a conocerle al quedar sorprendidos de cómo un nonagenario puede hacer los más de 750 kilómetros que separan Roncesvalles de Santiago. Sobre qué tal duerme en los albergues, el nonagenario lo tiene claro: "El que se cansa... Descansa".

Alejandro asegura que no tiene miedo a hacer el Camino solo y, aunque sus hijos le piden cada día que tenga cuidado, sabe que tiene que continuar porque fue la promesa que hizo si llegaba con salud a los 90 años. "No me puedo quejar, con 90 muchos están en el hospital o abajo. Lo que prometo es poder volver a hacerlo con 91 años si puedo", apunta este peregrino que lleva en ruta desde el pasado 5 de junio.

Para ello se entrena durante todo el año, "camino siempre, aunque no tanto", sobre todo los veranos en Villota del Duque donde se resguarda del calor madrileño. "Podía haberme desviado a mi pueblo porque está a unos kilómetros de donde pasa el Camino pero como volveré dentro de poco no pasa nada", apostilla un Alejandro que prefiere las subidas a las bajadas "porque pegan fuerte a los riñones".

Como cualquier otro, con sus cuestas arriba y con sus cuestas abajo, hace siete años perdió a su mujer, Alejandro González lleva 90 años haciendo camino al andar. Un camino que este martes le lleva por algún punto de la provincia de León, con la vista puesta en Santiago y en una libreta a la que todavía le quedan muchas historias por guardar.
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