Cospedal deja su escaño en el Congreso

La exsecretaria general del PP y exministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, ha anunciado que deja su escaño en el Congreso de los Diputados. La noticia se produce solo dos días después de abandonar el Comité Ejecutivo Nacional del PP a consecuencia de los recientes audios que la relacionan con el excomisario Villarejo.

Cospedal lo ha anunciado a través de un comunicado que ha publicado ella, de forma personal, en su cuenta de Twitter.

La presión sobre Cospedal ha ido creciendo en los últimos días. Incluso había perdido la confianza del presidente del PP, Pablo Casado, quien se encuentra en Helsinki y ha podido hablar con ella antes de intervenir en el Pleno del congreso del PP europeo.

«Hoy dejo mi escaño. Lo hago para liberar al Partido Popular de cualquier ataque, por muy injustificado que este sea, sobre todo cuando estamos en un importante proceso electoral en Andalucía. Lo hago también para que mi formación política se sienta libre de denunciar la situación que vive nuestro país, empezando por un presidente del Gobierno que lo es gracias a los enemigos de España», explica Cospedal en su comunicado.

A diferencia del Gobierno, subraya Cospedal, ella nunca ha mentido. «Es verdad que puede ser hasta normal que los comportamientos de esos ministros parezcan menores ante la traición que supone, a ojos de una mayoría de españoles, que el dirigente que perdió por dos veces las elecciones venda la dignidad del Estado de Derecho a cambio de la aprobación de unos Presupuestos».

Cospedal asegura que desde el último Congreso nacional del PP tomó la decisión de abandonar la política. Tenía previsto hacerlo, según señala, al término de una transición ordenada de sus responsabilidades. «Es eso exactamente lo que hubiera hecho dentro de unos días. Nunca pensé que lo fuera a hacer en un ambiente así».

En su escrito de despedida, Cospedal insiste en que ha cometido muchos errores en su vida, pero entre ellos no incluye sus conversaciones con el excomisario Villarejo. Considera que era su obligación tratar de saber qué estaba ocurriendo, cuando empezaron a conocerse casos de corrupción. Eso sí, admite que se equivocó al pedir a su marido, Ignacio López del Hierro, que la ayudara en una interlocución «que no era fácil».