De Francisco, defensor de Marcos Martínez

El que fuera líder leonesista asoma de nuevo a la vida pública para enviar a los medios de comunicación una amenazante carta que titula ‘A mis asesinos’

David Rubio
27/12/2014
 Actualizado a 18/09/2019
José María Rodríguez De Francisco y Marcos Martínez.
José María Rodríguez De Francisco y Marcos Martínez.
Años llevaba desaparecido, prácticamente desde su último y sonado batacazo electoral, pero José María Rodríguez de Francisco ha vuelto a la vida pública con energías renovadas y con algunas de las que fueron sus principales características como político: amenazas y arrogancia. El que fuera líder leonesista envió ayer una carta a los medios de comunicación en la que básicamente defiende su gestión y, también, el papel de Marcos Martínez, el ex presidente de la Diputación Provincial imputado por seis posibles delitos en la Operación Púnica y hoy en libertad después de haber hecho efectiva una fianza de 30.000 euros.

De Francisco titula su carta nada más y nada menos que ‘A mis asesinos’, y empieza diciendo que «existe el asesinato civil, ese que se produce cuando se le mata a alguien la fama en una sociedad pequeña y maléfica. A mí me asesinaron en León, una ciudad pequeña y dada a oír pero no a escuchar, dada al lamento y al odio de oficio. Y me asesinaron los mediocres, los tontos del culo. Eso es lo que más me duele porque tampoco dice mucho de mi defensa legítima que dejé en manos de la justicia cósmica, en vez de liarme a guantazos, aunque sólo fueran dialécticos».

Para darse la razón a esas sus propias palabras, De Francisco, faltando a respeto de forma muy poco velada a algunos de los principales dirigentes del Partido Popular en León, incluso al presidente del Congreso de los Diputados, asegura que «los herederos de aquél gran caudal político leonesista no tienen ni puta idea de luchar, de hacer frente al auténtico enemigo. Están más pendientes del colega de al lado y de ser algo en las próximas municipales, que de instrumentar su propio discurso y hacer la guerra a Pucela», con referencias a quienes «fueron empleados en el Procurador del Común por su ‘enorme valía’».

Para el que fuera teniente alcalde del Ayuntamiento de León durante una de las etapas de Mario Amilivia como alcalde, «el último asesinato lo están cometiendo ahora con Marcos. Son los mismos mafiosos políticos de Pucela que, aprovechando una coyuntura judicial, sin respeto a la presunción de inocencia, han asesinado civil y políticamente a su compañero Marcos».

Sin reparos con respecto a su polémico paso por el poder, Rodríguez de Francisco sostiene que «de poco me sirvió a mí ser honrado, de nada le va a servir a Marcos que le absuelvan. Ya habrá muerto civilmente. La mafia política seguirá haciendo de las suyas y vistiendo de “dignidad democrática” sus vendettas por no tragarlos. Y seguirán mandando como llevan haciendo desde hace tantos años, y seguirán cargándose a los que les estorban. Para eso tienen el poder. Son unas alimañas consentidas, incluso en León, donde tan ‘leonesistas’ somos todos».

Su disertación va subiendo progresivamente de tono hasta lanzar una reflexión que más recuerda a Pablo Iglesias que al político que llevó de forma tan particular, ganándose tantos fieles, la Concejalía de Jardines delAyuntamiento de León: «Sigue la misma casta, con la venia de esta envejecida población que ya no quiere más que morir tranquila porque los que quieren vivir se van, se tienen que ir. Déjenme hoy terminar aquí. Se acercan fechas en las que, si me dejan, hay que contar las verdades a la gente, eso sí, sin esperanza alguna de reacción de los ciudadanos que quedan por estos lares, o colocados en el sistema o suficientemente envejecidos para la protesta y la revolución. Pero al menos volveremos a demostrar nuestra honradez y, en mi caso, que ni muerto me callarán porque este leonés ni se ha vendido, ni se vende, ni tiene miedo a la Mafia Política Pucelana. Y eso les inquieta aún más que su propia conciencia. Pero ¿No lo habéis matado?, preguntarán nerviosos, no sea que resucite», se pregunta a sí mismo.

Como era previsible, en su amplia diana también caben los medios de comunicación, que siempre han formado parte de su teoría conspirativa: «Y todo ello con la connivencia de unos medios vendidos a la publicidad institucional para sobrevivir, medios que se negarán a publicar estas líneas so pretexto de falta de ortodoxia lingüística, como siempre. Menos ortodoxa es el hambre de la gente o los desahucios y se limitan a noticiarlo aunque lo ocultarían si ello le viniera bien a la mafia política a la que sirven». Con una serie de insultos terminan estas reflexiones que hablan por sí mismas de su autor.
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