Los molinos tenían antaño un cierto ambiente de bar por lo mucho que eran frecuentados por los vecinos de la zona dado que moler era una actividad habitual. Hasta el molino de Las Puentes de Valencia de Don Juan llegaban tirados por garañones o mulas las quilmas de grano y mientra este se molía se sucedían las historias. Como la del administrador del duque de Nájera en el siglo XV. Éste se disponía a llegar a Villademor con su séquito para ver unas comedias pero sufrió un accidente en la presa que mueve el molino,y según la leyenda, salió vivo y coleando por obra y gracia de la Virgen del Castillo Viejo. Así lo relata un libro que cuenta los milagros de la patrona coyantina en el que se puede ver la importancia de los molinos, al girar sobre ellos muchos de los relatos como el de Pedro Martínez, un joven de 32 años que en 1613 estaba moliendo por la noche y también se salvó gracias a la Virgen. En este caso fue una crecida del río Esla la que le hizo caer al cauce y salir triunfante del percance aunque no sabía nadar.
La yegua de Felipe
Pero en el molino también hubo robos. Como el publicado en el Boletín Oficial de la Provincia el 26 de enero de 1891. El por entonces alcalde Pedro Saenz daba parte de que el19 de ese mismo mes desapareció en el molino una yegua propiedad de Felipe Llanes Reliegos. «La persona en cuyo poder se hallare recogida, se servirá dar conocimiento a esta Alcaldía para participárselo a su dueño y pagar los gastos originados por la misma», señala el alcalde que para más señas, daba cuenta de las características del animal: «De 5 años de edad, alzada 7 cuartas, pelo castaño oscuro, está herrada de las manos, con sobre hueso en una de ellas, cola y crin bastante larga». El desenlace de la historia no ha llegado a nuestros días y no podemos darles fe de si el animal apareció o no pero, a buen seguro, el tal Felipe no volvió a dejar ningún otro animal a su suerte, la que ahora abandona el molino de Las Puentes para seguir siendo testigo de otras tantas historias.