Precisamente Martínez Barazón resultó beneficiado en el interrogatorio a De Pedro, que sólo contestó a preguntas de su letrado. «Me sabe mal por él, por todo lo que he escuchado, porque jamás este señor me ha manifestado ningún tipo de interés personal por nada. Todo lo que me trasladaba era en beneficio de la Diputación. Nada más», dijo. De Pedro, que aseguró estar en tratamiento psiquiátrico, se mostró visiblemente emocionado en varios momentos de su declaración y, tras ella, pidió abandonar la sala porque aseguró se encontraba mal. Negó también en su intervención que los trabajos que él hacía para la institución provincial tuvieran nada que ver con la reputación personal de su entonces presidenta, Isabel Carrasco. «Si a mí esa señora me viene y me dice Álex, límpiame la imagen, tenga por supuesto que yo eso no lo hado. Esta señora tenía trece cargos y de los trece, ocho tenían gabinetes de comunicación. Nosotros eso no lo hacíamos», subrayó.
De Pedro señaló que su trabajo para la Diputación de León comenzó más o menos en marzo de 2012 tras una llamada por parte del director de la empresa Estudio de Comunicación, con la que ellos habían colaborado. Le contó que estaba en Fitur con Isabel Carrasco, para la que habían hecho una serie de notas de prensa. Habían generado noticias relacionadas con el turismo y ella había entrado con el móvil, no había visto nada y le había «echado una bronca que te cagas». Esas notas no estaban posicionadas, dijo, y él le pidió a De Pedro que le echara una mano. «Sabía cómo trabajábamos y me dijo: Alejandro, te necesito».
A partir de entonces hubo una serie de propuestas a Diputación en las que la relación no era con Isabel Carrasco, apuntó, sino con su responsable de prensa, que afirmó que era el que les decía qué debía figurar en «la oferta». «Nuestra persona allí era él», indicó. «Yo soy un proveedor, yo trabajo y pongo dentro de la oferta lo que me digan». Además, explicó que exponer todo lo que ofertaban habría sido imposible. Banners, publicidad de noticias, dinamización en redes sociales… «Imagínese en un mes el volumen de notas de prensa que posicionábamos, describa eso… He querido ser franco, yo habría puesto servicios de publicidad. Sería sumamente extensa la descripción en una factura del servicio que estoy prestando», respondió en respuesta a por qué no estaba el concepto más desarrollado.
Respecto al material con el que trabajaban, dejó claro que no era ni más ni menos que las noticias que recibían de Diputación, de su gabinete de prensa y que, tras pasar por las manos de su empresa «estaban llegando a todos, sin excepción. Me contrataban porque yo llegaba a todos», apuntó.
Tras a muerte de Carrasco siguieron trabajando con Martínez porque él era el presidente de la Diputación y ellos con quien trabajaban era con la Diputación, dijo. Añadió también que «Martínez jamás manifestó ningún tipo de interés por los informes porque bastante tenía él con todo el sarao que le había venido de golpe. Defendió que el trabajo se hacía, que los banners se insertaban, y rechazó que alguna vez hubiera prestado algún tipo de asesoramiento de tipo político a Marcos Martínez. «Yo no soy asesor político. Yo doy mi opinión porque sé de muchas cosas, pero asesor político no soy», zanjó.
Llegó el turno de hablar entonces de la estación de esquí de San Isidro, de la adjudicación de sus cafeterías. En este punto De Pedro empezó diciendo que él sabe esquiar, «más no», y que, además, «por el tema psiquiátrico que tengo he borrado muchas cosas». Tras esto destacó que «descubrimos a un señor a través de José Antonio (Alonso Conesa) que era el mayor experto» y él hizo «de intermediario, de correveidile». «Con Marcos, como han visto hablábamos y nos veíamos, él estaba preocupado por los números de la Diputación y a mí el tema económico me apasiona», remarcó. El agujero lo tenía en las pistas, con pérdidas de 700.000, de un millón de euros al año y «yo entendí que si le podía ayudar, le ayudaba», por eso «me sabe mal lo mal que lo habrá pasado», apuntó. En cuanto a los pliegos, dijo haber entendido que eran «idénticos todos los años» y por eso cuando los pidió entendió que no eran los del ejercicio en curso. Rechazó también que él hubiera hecho alguna modificación y subrayó que tampoco presentó ninguna empresa.
Tras él, José Antonio Alonso Conesa, que también contestó únicamente a las preguntas de su letrado, afirmó que a De Pedro lo conoció en 2010, pero no fue hasta enero de 2014 cuando mantuvieron una relación comercial. «Me contrató como consultor estratégico y de posicionamiento comercial. En septiembre finaliza el vínculo y mis ingresos rondaron los 35.000 euros en ese periodo de tiempo, dijo, dejando claro, en todo caso, que «no he sido nunca socio de Alejandro de Pedro ni por activa ni por pasiva.